There.

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miércoles, 19 de marzo de 2014

Sexagésimo cuarto(parte5)

Se despidieron para poder llegar a la cena, Euclides estaba hambriento ya que llevaba mucho tiempo sin comer.

Por la mañana se puso unos vaqueros y una camiseta vieja y cuando vió que era el único en su casa bajó al trastero. Allí todo estaba oscuro, uso la linterna que llevaba en el bolsillo junto con la flor, oyó una voz.
-¿Quién anda ahí?
Era el guardia del trastero, ¿un guardia en el trastero? Que raro eso nunca lo habría pensado se escondió y cuando el guardia se fue con su linterna por un pasadizo para mirar quién había, él siguió por otro pasillo, encontró un espejo gigante y puso la flor delante, nada, no estaba marchita. Más adelante había otro espejo, pero este era mas pequeño, casi de bolsillo, le faltaba una esquinita donde parecia encajar el trozo que tenía Evangeline, la flor, estaba marchita. Cogió el espejo y se fue, se topo con el guardia.

-No tan rápido chico.
-Soy el hijo de los dueños mi padre me ha mandado que baje a por este espejo.
-¿Tu crees?
-Sí, claro.
-Está bien, puedes irte.

Corrió por las escaleras. Se metió en la ducha para ir a comer, en la ducha no dejo de pensar en Evangeline y pensó que tendría que dejar de pensar en ella porque sino no podría estar más sin verla, esta tarde, no siestas, nada, la buscaría en el comedor y se la llevaría a su tronco.

Dicho y hecho acabaron en el tronco desnudos, jadeando y sudando despues de haber saciado su deseo dos veces. Aunque Evangeline tuviera apariencia de chico eso no le impedía nada a Euclides, la quería igual.
-Mira que guapa eres.-Le dijo Euclides mostrandole el espejo.
-¡Lo has encontrado!
-Espera, tengo uno igual en la mochila, deberíamos hacer el cambiazo por si acaso.
-No creo que sea nece...-Unos ruidos de pisadas por el bosque le interrumpieron y se vistieron enseguida. Era su padre.
-Jovencito, dame el espejo que has cogido, te dijimos que no bajarás al sotano.
-Ten.-Dijo él dandole el falso mientras Evangeline escondía el otro.
-¿Qué haces con él?
-Nada padre, charlabamos.
-Pues cuando te vistas para ocultarlo no te pongas la camiseta del revés.-Le dijo su padre mientras se reía y se iba.

-Que vergüenza.-Dijo Euclides sonriendo.
-Me alegro de que hayas encontrado el espejo, gracias.
-De nada, mañana investigare más por si hay cura para esto y nos rebelaremos destruyendo todo esto, ¿prometido?
-Prometido.-Exclamó Evangeline y besó a Euclides.

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