There.

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viernes, 17 de junio de 2016

La triste cara de la moneda.

Han pasado meses desde la última vez, pero he estado leyendo publicaciones anteriores mías y la verdad es que no quiero dejarlo, sólo ha sido un descanso porque estos meses me esperaban un montón de emociones y momentos que más adelante querré compartir por aquí. Llevo mucho tiempo queriendo tratar este tema, pero nunca he sabido cómo, el otro día alguien especial me abrió los ojos.

El fin de semana pasado fui a ver a mi familia a Ablitas (el pueblo donde mis abuelos viven) y siempre allí han tenido gatos, esta vez había un cachorro al que llevaba días queriendo ver y por fin lo iba a ver, era muy pequeño y precioso.

Fui con mi madre a ver el cachorro y lo cogimos y le acariciábamos, él realmente estaba muy asustado y acabo saltando de los brazos de mi madre y se escondió.

Estaréis pensando que qué trasfondo tiene esto, pero en realidad esto no acaba aquí.

Después estuve buscando al gato muchas veces, no lo veía, cuando conseguí verle cogí comida y se la iba tirando allí donde estaba él ya que no quería acercarse a mí, se la comía con ganas. Me di cuenta que tenía ganas de jugar, cogí una cuerda y la empecé a mover se movía con cautela, con miedo, pero iba persiguiendo la cuerda, cada vez se le veía más feliz.

Opté por sentarme y desde ahí seguir moviendo la cuerda, ya no tenía miedo, estaba contento, sólo quería eso, alguien que jugara con él. Paré, quería acariciarle, vino hacia mi sin saber que pasaba ni porqué había parado de jugar con él, se subió con cuidado a donde estaba sentada maullando cariñosamente, después se subió a mis piernas y se tumbó conmigo, yo no dejaba de acariciarle, me parecía lo más precioso, ya me quería, me había cogido cariño. Ambos estábamos muy felices.

Pero no estoy aquí para contar esta historia, estoy aquí para decir que realmente en ese momento yo tuve miedo, porque se me pasó por la cabeza lo rápido que cogió confianza conmigo, que me alegra muchísimo, pero pude ver lo fácil que es que un animal coja confianza a alguien que juegue un rato con él, como podría ser un maltratador, por ello tuve miedo, por todos aquellos animales que cogen confianza tan rápido y luego les maltratan o aquellos que de cachorros juegan con esas familias que después le abandonan.

Aun no me puedo creer como hay gente que destroza esas cosas que a mí me hacen tan feliz, porque en ese momento en el que mi gato cogió confianza conmigo estaba muy feliz, era un sentimiento que casi no me cabía en el corazón, algo que gratamente me sorprendió por como respondió la primera vez que me vio.

Realmente no sé qué se les pasa por la cabeza a esa gente, los animales también tienen sentimientos y nos quieren, no puedes aprovecharte de ello.

Creo que somos la peor especie que ha habido en la Tierra, porque sí, muchos animales matan a otros, pero para comer o por instinto, pero nosotros, no hay causa para hacer cosas así.

Ya sé que una historia muy feliz lleva una conclusión muy dura, pero llevo mucho tiempo queriendo plasmar mi sentimiento frente a estas personas y no sabía cómo, y sí, es duro que en un momento feliz piense en estas cosas, pero desafortunadamente lo pensé, a mi gato no le ha pasado nada malo, pero creo que los maltratadores se confunden al aprovecharse del amor que un animal te puede dar.


NO AL MALTRATO ANIMAL

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