There.

lunes, 30 de diciembre de 2013
Ese momento de añoranza
Llega un momento en el que entiendes que todo ha acabado, que no va a haber oportunidad de volver atrás y cambiar las cosas, un momento en el que echas de menos todo lo vivido, todo lo sentido, un momento en el que ves todo tu pasado en imágenes que se suceden rapidamente en tu cabeza y no entiendes por qué, igual es porque esos momentos allí vividos han muerto, han muerto hasta que tengas el valor de superarte y volver a revivir esos monentos que te daban tanta felicidad.
Tercera parte de: El soplo del hada del paraíso verde
Cuando terminé de escribir le pedí ayuda a mi abuela la
única persona que siempre ha estado y que siempre estará a mi lado:
-Abuela, este va a ser mi discurso, ¿puedes corregírmelo?
-Claro.
-Tú crees que Dylan lo escuchará entero.
-No sé tal vez él se enfade mucho sólo con lo primero que
digas y ya no le vuelvas a ver nunca más.
-¿Nunca más? Pero eso es mucho tiempo, yo querría verle
cuando decida perdonarme, sé que él no tuvo la culpa de no haber podido ir al
funeral y también sé que quería ir.
Abandoné el salón y escribí en una hoja de papel una carta
que nunca sería mandada:
Queridos papá y mamá:
La vida se me está haciendo muy difícil sin vuestra ayuda,
querría haber obrado mejor y con más astucia, ya no se que hacer, todo el mundo
que yo quería tener a mi lado se va a esfumar en un solo soplo de hada, ya
sabes papá, ese aire que me rozaba la cara cuando tenía tres años y que me
hacía sentir un escalofrío, eso siempre me decías que era un soplo de hada ¿no?
Eso me encantaba, me hacía sentirme en el cielo entre hadas y disfrutando de la
brisa, una brisa un tanto peculiar.
Bueno como seguía diciendo no voy a tener a nadie más a mi
lado más que a mi abuela, ella tenía razón tendría que haber pensado antes de
actuar.
Os echo mucho de menos.
Os quiero.
Besos.
María.
Doblé la hoja por la mitad, separé la foto de mis padres del
marco, guarde allí, bien doblada la carta y volví a poner bien la fotografía.
-Abuela has terminado de corregir mi discurso.-Dijé entrando
en el salón y sentándome al lado de mi abuela.
-Claro, no había nada que corregir, tan sólo unas pequeñas
faltas de ortografía.
-Gracias.
Cogí el discurso y lo guardé en el primer cajón de mi
mesilla.
-Abuela ¿tú te acuerdas de los soplos de hada?
-Claro, cuando eras pequeña tu padre, cuando hacía frío y la
brisa rozaba tú pequeña carita te decía que eso era un soplo de hada. Recuerdo
que el día que cumpliste tres años tus padres te regalaron un bonito vestido de
hada y tú nada más abrir el regalo te lo probaste y les soplaste en la cara
cariñosamente a tus padres.
-Yo también me acuerdo.-Una primera lágrima se deslizó sobre
mi mejilla.
-Igual tal vez un día que te encuentres mejor modernizamos
ese vestido y te lo pones, quiero sentir ese soplo yo también.
-Vale, cuando quieras. Oye sabes quiero preguntarte una
cosa.
-¿El qué es?
-Sabes la fotografía en la que salgo con mis padres, esa del
monasterio de piedra.
-Claro, ¿qué pasa con esa foto?
-Me gusta mucho y querría volver a ir allí.
-Mira vamos a hacer un trato: si tu me rocías con tu soplo
de hada yo te llevo allí.
-¿En serio, harías eso por mi?
-Claro.
Al día siguiente mi abuela me dijo que como era viernes al
salir del colegio me iría a buscar para ir a comprar el disfraz de hada y así
el fin de semana iríamos a mi paraíso verde.
Eran las ocho y decidí llamar a Dylan:
-Hola, buenos días, Esteban, quería hablar con Dyl.-Su padre
me cogió el teléfono.
-Claro en seguida se pone.
-Hola, eres María ¿no? Mi padre ha reconocido tu voz.
-Si soy yo, oye Dyl ¿quieres que te acompañe al colegio?
-No hace falta, no soy un niño pequeño.
-Es que el sábado…-Ya había colgado.
-Abuela, me voy al colegio.
-Adiós.
Yo quería hablar con Dylan y al final le iba a decir que el
sábado no estaría aquí y no nos podríamos ver, pero colgó, que mala suerte.
Cuando terminé el colegio, como prometió mi abuela, fue a
recogerme a las dos y media, fuimos a comer a casa y luego a comprar el
disfraz, eran todos preciosos y no sabía cual probarme primero; al final di con
el vestido perfecto y aunque me hacía sentirme como una niña pequeña me traía
muy buenos recuerdos, era muy parecido al que yo tenía de pequeña, era de color
rosa palo con dos alas muy grandes y la falda era un tutú con el tul color rosa
fucsia, luego me compré unas medias rosas y use la varita que tenía con el
disfraz de mi niñez, que era plateada con una estrella al final; el vestido de
cuando era pequeña pensábamos regalárselo a la pequeña Nathaly en navidades.
-Sabes deberíamos comprarle un regalo a cada uno de tus
primos.
-Ya, estaría bien, pero yo creo que el mejor regalo es la
verdad.
-Tienes razón.
Cuando llegamos a casa me puse el disfraz y le soplé a mi
abuela en la cara, estuvimos mucho rato riéndonos, fue genial, era lo que las
dos necesitábamos, desconectar.
El sábado salimos de Zaragoza para ir al monasterio de
piedra, o en otras palabras: mi paraíso verde. Al llegar todo nos pareció
precioso y no sabíamos por donde empezar, acabamos con la cámara llena de
fotografías.
La navidad estaba al caer y todas las calles estaban llenas
de luces navideñas, a mi me gustaba mucho la navidad, aunque hiciera mucho
frío, era una estación muy bonita, todo brillaba y si nevaba, cosa que en
Zaragoza escaseaba, las calles se llenaban de un blanco que transmitía
esperanza, felicidad y sobre todo natividad, es decir, el nacimiento de alguien
muy especial, que seguro que si algún niño naciera en estas fechas también
sería una persona muy especial para los de su entorno.
Ya era veinticuatro y esta noche venía toda la familia a
cenar, preparamos bien todo y a las nueve en punto ya estaban en la puerta los
Darlin y los andaluces, esta vez, yo me vestí de hada, y no de ama de casa y
les abrí la puerta:
-Hola, pasen.
-Hola ¿tu eres María?
-Si, si no ¿quién? jajjajajajajajaja.
A las nueve y diez llegó la familia de Dylan y esta vez mi
abuela abrió la puerta; cuando todos estaban en el salón y sentados, entré y me
dispuse a deleitarles con mi discurso, en cuando dije toda la verdad Dylan se
marchó; yo que sólo quería que todo se arreglara, dejé la carta encima de la
mesa del salón, le dije a mi abuela que si quería podía leerlo ella, cogí la
fotografía de mis padres y me marché siguiendo a Dylan:
-Dyl, espera, sólo un minuto, por favor.
-Vale, pero sólo uno.-Dijo sentándose en un banco y yo tomé
asiento.
-Sabes, estos eran mis padres, tienes que entender que nada
fue fácil para mi, sólo estuve tres años con mis padres y los añoró demasiado,
y aunque no lo pienses se echa mucho de menos la presencia de los padres, yo me
enfadé mucho cuando vi que los necesitaba y no estaban allí, entonces lo
primero que pensé fue que tenía que haceros pagar por no venir al entierro,
claro que en ese momento no pensé si todos tenían la culpa, ni nada, y la
última cosa, quiero que tú tengas la foto de mis padres, ha significado mucho
para mí y seguirá significando, pero quiero que tú la tengas y te acuerdes de
mí cada vez que la veas.-Le entregué la foto y me marché.
-Gracias, pero no tenías porque hacerlo, sólo quiero saber
una cosa más ¿por qué vas vestida como un hada?
-De pequeña cuando hacía frío…-Empecé a llorar.
-…y la brisa me rozaba la cara mi padre me decía que eso era
un soplo de hada y se lo recordé el otro día a mi abuela y compramos este
disfraz juntas.
-Yo… quiero sentir ese soplo.
Con los ojos llenos de lágrimas le soplé en la mejilla, él
me besó y se fue. Cuando fue a pasar por un cruce un coche le atropelló, la
foto de mis padres se cayó al suelo lentamente y el cristal del marco se
rompió, recogí la foto en mis manos y me arrodillé a su lado; el conductor se
fue, pero recordé su matrícula.
-Dyl, responde, por favor.-Nada pasó, ni nadie contestó.
-Dyl, Dyl.-Le sople cariñosamente en la cara y de repente
sus ojos se abrieron lentamente.
-¿María?
-¿Dyl?
Lo levante lentamente y lo senté en el banco.
-Sabes todo esto ha sido muy extraño.
-¿Por?
-Mira, yo estaba muerto y veía todo negro como un profundo
sueño, pero de repente a lo lejos descubrí una luz, esa luz se fue acercando
lentamente y descubrí que eras tu disfrazada de hada, entonces me soplaste, y
desperté.
-Para mi también ha sido muy extraño: la foto de mis padres
cayó al suelo y el cristal se rompió; parecía que mis padres y yo nos
hubiéramos separado para siempre, luego te di por muerto, pero pensé en el
soplo de hada, te di uno y al fin cobraste vida.
-Sabes, me ha sentado muy mal tu mentira, pero no quiero
separarme de ti, quiero perdonarte y descubrir más sobre este fenómeno y los
soplos de hada.-Cuando terminó de decir esto le bese por primera vez.
-¿Me has besado?
-Si, ¿algún problema? Dyl, yo te quiero.
-Si, el problema es que somos primos.
-Vale ¿y eso importa?-Cogí la foto de mis padres y me marché
al irme se me calló la carta de mis padres y Dyl la cogió y la leyó.
Al llegar a casa todos al verme se sorprendieron; sólo había
una sonrisa, la cara de la pequeña Nathaly resplandecía destacándose con el
vestido de hada, estaba preciosa; y no sabía por que era: por la carta, que les
había leído mi abuela; por que tenía el vestido destrozado, lágrimas en los
ojos, y la foto de mis padres rota en mis manos haciéndome sangrar rápidamente
los dedos de mi mano derecha o simplemente porque Dyl no estaba conmigo.
El silencio se apoderó rápidamente de la estancia y un gran
soplo de hada se escapó por la terraza, un gran escalofrió recorrió mi cuerpo;
ya sabía que pasaba y no lo podía creer, pero que había hecho: Priscila se
había suicidado por el balcón baje corriendo a la calle, si había salvado a
Dyl, podría salvar a Priscila.
Al despertarme era 26 de Diciembre, había dormido un día
entero, Dyl que estaba sentado en el borde de mi cama me dijo que todo había
pasado ya y fue ha buscar vendas para mi mano que no paraba de sangrar, pues
había dormido con la foto de mis padres en las manos.
-Habrá que cambiarle el cristal.
-Claro, me podía haber desangrado.
-¿Estás mejor, princesita mía?
-Perfectamente, sabes lo único que necesito ahora es un beso
de un príncipe azul.-Me besó
-Esto lo he comprado para ti.-Dijo enseñándome un cristal
para el marco de mi paraíso verde.
-Gracias, ¿y tu hermana?
-Estoy muy bien gracias, oí mientras Priscila se acercaba a
la habitación; ¿cómo lo hiciste?
-Ni, idea.
-A propósito, se te cayó esto al irte.-Dijo Dyl mostrándome
la carta de mis padres.
-¿Los hechas de menos?-Preguntó Nathaly entrando a la
habitación disfrazada de hada y con una fotografía en las manos.
-Sí, demasiado ¿Y esa fotografía?
-Es para ti, yo tengo otra copia.-Dijo con su dulce voz de
niña pequeña.
-Gracias.
-¡Ah! Que sepas que todos te han comprendido y
perdonado.-Dijo Priscila marchándose del cuarto con Nathaly.
En la foto salíamos Nathaly y yo vestidas de hadas, ella
estaba feliz, y yo… no sé que decir de mí, estaba triste soplándole en la cara,
llena de lágrimas, con los dedos ensangrentados y en ellos el marco de la foto
de mis padres y con el vestido destrozado, pero pensé que así no era tan
infantil y me gustaba más.
Un mes después era enero, día seis, día de los reyes magos,
y el regalo más grande que me pudieron dar fue que todo estaba curado: mi mano,
en la que lucía una pulsera que ponía “María y Dyl, siempre”, que me había
regalado Dyl; Dyl y Priscila estaban totalmente recuperados; y lo mejor era que
mi familia había vuelto a la normalidad, a ser como cualquier otra, pero sin
padres, pero tenía todo el apoyo de la familia; lo único que había desaparecido
era María el ama de casa que trabajaba para Angelina.
En primavera Dyl me ayudó a descubrir más sobre los soplos
de hada.
Un día Dyl vino a casa y yo me tenía que cambiar aún, así
que lo dejé solo con mi abuela.
-Sabes, Dylan, María no sonreía desde que sus padres
fallecieron y tu has logrado lo que yo llevo intentando hace años: que sonría.
Gracias.
-De nada.
-Creo que te ama tanto como amaba a sus padres, cuídala.
-Hombre, es mi prima jjajajjajja ¿Tú crees que me ama tanto?
-Quererte, te quiere, lo que ya no sé es cuánto.¿Y qué vais
a hacer si sois primos?
-Abuela de momento seremos novios jajjajajja.-Dije entrando
al cuarto.
Dyl y yo fuimos a la biblioteca a pasar el rato y a
consultar libros sobre anormalidades.
Había varios libros sobre: vampiros, circos de personas con
anormalidades en el cuerpo y otros extraños pero no había nada que nos
sirviera. Al fin decidí preguntarle a la señora:
-Oiga, ¿tienen libros de hadas?
-¿De fantasía? Sí en ese pasillo al fondo a la derecha.
-No, no digo de fantasía sino de hadas normales.
-Sólo hay uno, enseguida te lo doy.
Seguí a la mujer hasta un gran almacén al que no me dejó
entrar, cuando salió llevaba un libro gordo en las manos y me lo entregó.
-¿Tienes carné de la biblioteca?
-No, sólo lo voy a leer un poco por encima aquí.
-Vale, cualquier cosa que quieras hablas conmigo.
Fui a enseñarle el libro a Dylan.
jueves, 26 de diciembre de 2013
Natividad.
Siempre me ha encantado la navidad, pero no por aquello de que te dan regalos, es más últimamente por mi casa no pasan ni Papa Noel ni los reyes magos, pero no estoy triste por ello.
Estoy contenta porque es navidad, te reúnes con los tuyos y te diviertes jugando con el perro de tu tio o con tus gatos, vas a patinar a Puerto Venecia o a la Plaza del Pilar y sonríes viendo como tu y los tuyos disfrutáis de estos días.
A mi estas fechas me gustan por todo esto que acabo de contar y porque alguien nace en cada uno de nosotros, Jesús.
Creyentes o no creyentes él está ahí para nosotros, él nace para todos, lo queramos o no y siempre estará dispuesto a ayudar y a estar ahí para nosotros.
En resumen estas fechas son para disfrutarlas con la familia y amigos y comer hasta que no puedas más, son días en los que es importante sonreír y no hay motivo por el cual no hacerlo, así que por todo esto sonríe y recuerda que el espíritu de la navidad no son los regalos sino él, Jesús.
¡¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!!!😊
domingo, 22 de diciembre de 2013
Segunda parte de: El soplo del hada del paraíso verde.
A la mañana siguiente yo me había despertado muy pronto, ya
que tenía que ir al colegio y quizá acompañaba a Dylan al suyo, preparé los
desayunos para todos, me tomé el mío y desperté a mi primo; se tomo el desayuno
y lo acompañe al colegio.
-Me lo pase muy bien ayer, la verdad es que eres una experta
en cumpleaños.-Empezó a decir Dylan.
-En serio ¿ironía no?
-No, no en serio.
-Si tu lo dices.
-Oye, gracias por el consejo de ayer; pensaba ir esta tarde
a ver a mis tíos al cementerio, si quieres vamos juntos y te voy a buscar a
casa de mi abuela.
-Claro, ¿a las seis?
-Vale, adiós.
-Adiós.
Me fui a mi colegio y allí estuve hasta las cinco.
-¿Abuela?
-Si.
-Me iré a las seis al cementerio con Dylan.
-Seguro que es lo que quieres.
-Creo que sí, no los he visto desde el accidente y los hecho
de menos.
-Bueno lo que quieras, tienes la merienda en la mesa de la
cocina.
-Gracias.
Me comí la merienda y me duché.
A las seis ya estaba Dylan en casa me cambié y nos fuimos
andando al cementerio.
Una vez allí Dylan les dejó unas flores que había comprado
conmigo por el camino y los dos nos pusimos a rezar. Él tampoco había visto a
mis padres desde… espera él no los conoció.
-Dylan, yo, lo siento.
-No te preocupes.
-¿No los conociste?
-No.-Una lágrima empezó a deslizarse por su cara.
-Dylan.-Le dije quitándole con el dedo la lágrima
suavemente, le abrace y empecé a llorar.
-¿Por qué lloras María?
-No soporto verte así, salgamos.
Volvimos a casa y fuimos todo el rato callados, cuando
llegué me despedí de Dylan y me eché a los brazos de mi abuela:
-No sabía que Dylan no los conoció.
-Pues ya lo sabes.
-Lo sé, sabes me siento muy culpable: él está sufriendo
mucho y yo le estoy mintiendo, él no tiene nada de culpa, maldito mi
pensamiento de hacer esto.
-No puedes echar marcha atrás, es lo que elegiste, tendrías
que haber pensado si todos eran culpables y si se lo merecían.
-Ya, pero yo no tenía mucho tiempo, he cometido el peor
error de mi vida.
Ya era octubre y no sabía que hacer: primero pensé decírselo
a Dylan, porque él me entendería, pero luego pensé que no me querría ver ni en
pintura ¿qué hacer?
Un día llamaron al teléfono y lo cogí:
-¿Quién es?
-Soy Dylan.
-Ahora le digo a tu abuela que se ponga.
-No, no quiero hablar con ella, quiero hablar contigo te
paso a buscar en media hora, hasta ahora.
-¿hola?-Ya estaba comunicando, no me había dejado decir
nada, ¿lo sabría ya?
En media hora Dylan ya estaba en casa:
-Señora Angelina, me voy con Dylan a dar un paseo, hasta
luego.
-Adiós, que os divirtáis, chicos.
-Bueno de que querías hablarme.
-Espera a que lleguemos.
-¿A que lleguemos a dónde?-No entendía nada.
-No digas nada.-Me cogió de la mano y se puso a correr y yo
detrás de él.
Llegamos a un paseo que estaba bañado por la ribera del río
Ebro y nos sentamos en un banco:
-Es precioso, nunca había visto algo así.-Fue lo primero que
se me ocurrió.
Entonces de repente algo ocurrió, la verdad es que no sé el
que, los dos nos sentíamos muy unidos y yo sabía por qué era, éramos primos,
pero ¿a él que le uniría tanto a mi?
-¿Qué me querías decir?-Nada más decir esto, yo ya supe que
le unía tanto a mi; nuestros labios se juntaban cada vez más hasta que sólo
quedaba un milímetro entre ellos y me besó; él me quería, no me lo podía creer,
me sentía más culpable que nunca: yo le mentía y él me quería, me daban ganas
de ahogarme en el río.
-Sólo quería decirte eso, María, yo te quiero.
-No, no puedo, lo siento, es que no te mereces a alguien
tan… como decirlo, tan gilipollas, lo siento enserio; adiós nos vemos en
navidades.
-Espera, tu no eres gilipollas y te quiero, no puedo esperar
hasta la navidad.
-Es lo mejor, confía en mi.-Me fui.
Ya sabía que tenía que hacer en navidades, pero quedaban dos
meses.
Mi abuela llegó a casa llorando, había venido de la
residencia donde estaba mi abuelo que se encontraba en muy mal estado:
-¿Abuela?-Ella no dijo nada.
-Lo siento, llamare a toda la familia.
-Espera, no me has contado que ha pasado con Dylan.
-Eso, ahora da igual, en resumen le he dicho que soy
gilipollas.
Le había llegado la hora a mi abuelo, y lo peor: mi abuela
le había visto morir, ella lo quería mucho.
-No, lo que da igual es tu abuelo.
-¿Cómo puedes decir eso?
-Mira tu abuelo ya ha fallecido, no podemos hacer nada, pero
vosotros seguís vivos.
-Te lo contaré luego, sólo si me dejas llamar a los demás.
-Vale, pero luego hablamos.
Llamé a mis tíos cuando de repente empecé a llorar
desconsoladamente; todo en mi vida iba mal, muy mal: yo no tenía padres, ni
abuelo y casi ni familia porque entre que ellos no fueron al funeral de mis
padres y que yo les he estado mintiendo siempre, creo que nos odiaríamos
mutuamente.
Mi abuela me oyó llorar, vino y me dijo:
-Mira ya es muy tarde, si quieres cenamos, nos vamos a
dormir y los llamamos mañana cuando todo haya pasado.
-Exactamente, cuando todo haya pasado ¿no? No les
informaríamos bien a parte no se puede pasar de página sin haber acabado algo,
así que vamos a acabar con esto cuanto antes.-Le conteste y cogí el teléfono
para llamar a mis tíos.
-Sí, dígame.
-Soy María y tu debes de ser José ¿no? Pásame con tus
padres.
-Hola, María.
-Hola señor Pablo.
-Llámame tan sólo Pablo.
-Mire Pablo, hay algo grave que le quiero contar: su padre
ha fallecido, lo siento, que tengan buenas noches, adiós.-Colgué rápidamente y
me eché a llorar.
Volví a coger el teléfono y llame a los Darlin:
-Hola, ¿Quién es?
-Hola usted debe de ser Santiago Darlin ¿no es cierto?, soy
María.
-Ah sí cierto, el ama de casa que trabaja para Angelina
jajjajjaja.
-Claro, jajajajajajaaja, pero lo que le quería contar no
tiene gracia, su suegro ha fallecido, lo siento, que tengan buenas noches,
adiós.-Me eché a llorar, tenía que llamar a Dylan, no podía, era demasiado, aún
así me armé de valor y llamé.
-¿Quién es?-Dijo Priscila.
-Hola, Priscila, soy María, la que trabaja para tu abuela.
-Claro ¿Con quién quieres hablar?
-Contigo mismamente: tu abuelo ha fallecido, lo siento,
hasta otro día.-colgué y ya no pude más abrace a mi abuela con todas mis
fuerzas y las dos lloramos una hora seguida.
-Bueno me has dicho que te contara lo que ha pasado ¿no?
-Claro.
-Le gusto y yo le estoy mintiendo, no puedo, enserio te lo
juro, no puedo, la verdad es que yo también había empezado a sentir algo
diferente por él, pero es imposible, somos primos, le dije que yo era una
gilipollas y que no se merecía a alguien así y él antes de todo esto me… besó,
yo ya no podía más estaba por ahogarme en el río, porque no te lo he contado,
pero él me llevó a la ribera del Ebro.
-Todo lo que él hace por ti es muy romántico y ¿Qué piensas
hacer con lo de el ama de casa?
-Pensaba en navidades contárselo y marcharme para siempre de
esta familia por lo arrepentida que estoy.
-Vale, lo de contárselo me parece muy bien, pero lo de
marcharte, no puedes huir de tus males, quédate conmigo, ya verás todo se
solucionará.
-Vale, me quedaré, pero Dylan no me lo perdonará nunca.
-Bueno ¿cenamos?
-Vale.
A finales de octubre fue el funeral de mi abuelo, todos lo
pasamos fatal, especialmente ella, Angelina, no podía ni controlarse y si no
fuera por mis ánimos ella ya estaría muerta, tenía mucha razón en lo de que me
tenía que quedar con ella.
Después del funeral Dylan vino a hablar conmigo:
-¿Para qué has venido?-Empezó diciendo.
-Para acompañar a tu abuela.
-Bueno eso creo que es obvio, pero yo no puedo olvidarte.
-Yo lo que no puedo olvidar es el beso que me diste el otro
día y tampoco el sitio al que me llevaste era precioso, lo más bonito que yo he
visto hasta ahora.
-Pero, entonces ¿tú también sientes algo por mi?
-No sé, yo… estoy confusa.
-Bueno vamos a hablar de otra cosa ¿tus padres?
-¿Cómo que mis padres? No entiendo lo que quieres decir.
-Bueno, pues lo que quiero decir es muy simple: quienes son,
donde están, todo eso que debería saber.
-Ellos… esto…-Me había quedado sin palabras.
-Ellos que ¿están muertos cómo los de mi prima que
supuestamente murió?
-Te lo puedo explicar, pero dame tiempo, por favor.
-No, como bien dijiste nos veremos en navidades, pero la
verdad no entiendo cómo al ver las fotos de la boda de mis tíos lloraste y la
historia de su muerte la contaste como si fuera mentira.
-Espera yo…-Se fue. Empecé a llorar mucho hasta que mis
lágrimas se mezclaron con una espesa lluvia de la que un taxi que buscó mi
abuela me salvó.
Ya no le volví a ver más, creo que hasta desapareció.
A principios de Noviembre era mi cumpleaños, pero sólo me
felicitó mi abuela y me regaló un joyero precioso que coloqué al lado de la
foto de mis padres; esa foto la observaba cada día y pensaba en que si los
hubiera tenido allí siempre, nada de esto hubiera ocurrido y no estaría a un
paso de perder a mi familia.
Todo el mes de
noviembre lo pasé fatal, no podía más, pero tenía que afrontar lo que estaba
pasando, así que cogí una hoja y empecé a escribir mi discurso de navidades
DISCURSO DE NAVIDAD:
Bueno quiero deciros que yo no soy María el ama de casa que
trabaja para Angelina como me conocieron en un principio, ni tampoco soy
detective, ni nada de lo que penséis, sólo soy una cosa que nunca se os habrá
pasado por la cabeza, bueno quizá a Dylan se le ocurrió, bueno a lo que iba yo
soy familiar vuestro y os preguntareis que familiar soy y por qué he hecho todo
esto ¿no?, pues bueno os voy a contar todo ahora:
Yo soy hija de Nicolás y Sandra vuestros familiares que
murieron cuando yo tenía tres años en un accidente de tráfico y como es de
esperar yo me sentía fatal sin tener padres, pero siempre supe que Angelina, mi
abuela, estaría a mi lado.
Yo os he hecho pensar que soy María el ama de casa que
trabaja para Angelina, porque me supo muy mal que ninguno de vosotros excepto
mi abuela hubiera ido al funeral de mis
padres, pero más tarde descubrí que no todos tenían la culpa, qué no todos se
merecían esta mentira y qué las cosas se empeorarían cada vez más. Pues más
tarde me di cuenta de que Dylan y yo
sentíamos algo diferente entre los dos, es decir, que nos queríamos, y a mi me
supo muy mal darme cuenta de esto, ya que,
yo le mentía a él y él me amaba de verdad.
Sólo quiero que me perdone, pero no le pido que lo haga
ahora sino cuando se ponga en mi lugar y piense lo que habría hecho él:
si habría afrontado tener una familia así o si como hice yo,
hubiera hecho como si no fuera de la familia. Y también quiero que eso lo
penséis todos y que penséis si me merezco el perdón; y si no me lo merezco no
me perdonéis nunca, porque yo misma pienso que igual no tengo perdón.
Y sólo quiero que algún día lo que Dylan y yo soñamos se
haga realidad, aunque haya dificultades por en medio; como que somos de la
misma familia.
LO SIENTO DE TODO CORAZÓN.
domingo, 15 de diciembre de 2013
Primera parte de El soplo del hada del paraiso verde.
Cuando yo le preguntaba a mi abuela que había pasado siempre
intentaba esquivar mi pregunta, pero volvía a contarme otra vez la historia de
mi triste niñez:
-Os ibais a ir de viaje a Madrid a descubrir más partes del
mundo; aunque tus padres no querían ir siendo tú tan pequeña, así que esperaron a que tú tuvieras tres
años. Ese año empezaste el colegio y te llevabas muy bien con tu clase. Cuando
llegó el verano os fuisteis a Madrid y entonces cuando ibais a salir de Teruel…
-Mi abuela empezó a llorar.
-Abuela, no hace falta que sigas, el resto ya me lo sé, si
quieres recojo yo la mesa de la cena y tú te puedes ir a dormir.
-Vale, gracias.
Entonces voy a seguir contando yo la historia:
-Cuando íbamos a salir de Teruel una espesa niebla cubrió el
cielo, mi padre en ese momento chocó contra un coche, que lo conducía un señor
un tanto asqueroso que había bebido demasiado, mis padres resultaron heridos
muy gravemente; después de este incidente yo que no sabía que hacer, ya que
tenía tres años, empecé a llorar; en ese momento mi abuela llamó para ver por
donde íbamos, yo abrí el móvil de mi madre con mis diminutas manos y empecé a
llorar, mi abuela llamó a mi madre:
-Sandra, ¿Sandra?
-¿yaya?
-Cariño, pásame con tu madre.
-Seguí llorando cada vez más.
-¿Qué pasa, estáis bien?
-Yo sí, papá y mamá no.-Dije con mi dulce voz de niña
pequeña.
-¿Cómo?
-Yaya, tú llamar a hospital grápido.
-Vale, pero tengo que saber donde estáis.
-Bueno al final no sé cómo pero mi abuela llamó a un
hospital y dentro de unos diez minutos estuvimos nosotras sentadas en la sala
de espera, esperando a que nos dieran noticia de mis padres, en ese momento
apareció un señor con una bata blanca y nos comunicó que mis padres no se
podían curar y que morirían al acabar el mes, entonces mi abuela decidió
dejarlos en el hospital esos días y se comprometió a cuidar de mi siempre.
Cuando terminó el mes mis padres murieron y fuimos al funeral donde había:
amigos de mis padres, compañeros de trabajo, etc. Pero de mi familia sólo
estaban mis otros abuelos; mi abuela me explicó que mis tíos “Los Darlin”(así
se apellida mi tío Santiago) se fueron a un apartamento que tenían en una
preciosa playa de la costa de Murcia; mis tíos “Los Andaluces”(mis tíos se
conocieron en Sevilla pero ninguno de ellos es de allí) tenían una boda de unos
amigos; y mis otros tíos (los tardanos) llegaban tarde, como siempre, no les
dio tiempo a llegar y sólo acudieron a casa de mi abuela, cuando yo estaba en el
colegio.
Desde ese mes tan terrible ya han pasado once años y desde
entonces no he visto a ninguno de mis tíos; dice mi abuela que se arrepienten
de no haber ido al funeral y creo que tiene razón.
-Cariño el mes que viene es mi cumpleaños los invitaré a
casa a cenar, así podrás conocerlos.
-No quiero conocer a una gente tan desagradable, que ni
siquiera se preocupa por su familia.
-Ellos querrán conocerte, dales una oportunidad.
-Increible…
-No quiero que me hables así; a tu cuarto ahora mismo y
vendrán quieras o no, porque son mis hijos y punto.
Cuando llegó el cumpleaños de mi abuela, ella estaba muy
guapa y trasmitía mucha felicidad; yo no quería destrozar su gran día, así que
para no revelarme cuando hablaran de lo del funeral, hice como si yo no fuera
de la familia, es decir, cuando estaban por llegar me vestí con una ropa con la
que parecía un ama de casa, cogí un plumero, me hice una coleta y listo; esto a
mi abuela no le gustó nada y le conté mi plan, que tampoco le gustó, pero
recapacitó y pensó que quizás sería lo mejor. Llamaron a la puerta y yo fui a
abrirla:
-Buenas tardes señores, ustedes deben de ser los Darlin,
verdad. Yo soy María el ama de casa que trabaja para Angelina, pasen.
-Encantada.-Dijo mi tía Eva.
-Anda pero que niños tan guapos ¿quiénes sois?.-Dije
dirigiéndome a mis primos.
-Yo soy Andrea y él es Pedro mi hermano pequeño.
-Encantada.
Acompañé a los Darlin a la mesa y les ofrecí un té. Cuando
estaba preparando el té, que me enseñó mi abuela, llamaron a la puerta.
-Abro yo.-Dije.
-Buenas tardes señores, ustedes deben de ser los andaluces,
verdad. Yo soy María el ama de casa que trabaja para Angelina, pasen.-Repetí
con gran dulzura.
-Claro, sí sí esos jajjajajj, obvio ¿no?
-Pues la verdad es que sí jajjajajja.
-Hola, nosotros somos José y la pequeña Nathaly.
-Encantada. ¿Quieren un té?
-Vale, gracias.
En el salón se oían saludos entre primos y muchas risas.
Media hora más tardes llegaron los que faltaban y fui a
abrir la puerta:
-Buenas tardes, yo soy María el ama de casa que trabaja para
Angelina.
-Encantada.
-Lo mismo digo, ¿un té?
-Claro, porque no. Ellos son mis hijos: Priscila y Dylan.
-Pasen, todos les esperan allí.
-María, llévate a los niños a aquel cuarto.
-Claro, Angelina.
Llevé a mis primos a un cuarto donde allí empezaron a
hablar, a jugar y a observar fotos; yo me quedé allí con ellos y cuando sacaron
las fotos vi a mis padres, estaban muy felices, pues acababan de casarse esa
era una foto preciosa y transmitían mucha seguridad en sí mismos y en su
decisión, los ojos se me llenaron de lágrimas y recordé el día del accidente
como si fuera ayer, corrí al baño y empecé a llorar desconsoladamente. Dylan
fue a buscar a mi abuela:
-Abuela.
-¿Sí, Dylan?
-¿Qué le pasa a María: abrimos el álbum de fotos y cuando
íbamos por la de la boda de los tíos se echo a llorar y se fue al baño?
-Ahora voy a hablar con ella y tú veté con tus primos,
gracias por avisarme.
-De nada.-Dijo mi primo cabizbajo y se fue tal y como la
abuela le había dicho.
Mi abuela dio dos golpes con sus nudillos en la puerta del
baño:
-Soy yo, Angelina.
-Pase.
-Vete a tu cuarto y allí haz como si limpias y llora todo lo
que quieras, pero con cuidado de que no te oigan.
-Vale, gracias, señora Angelina.
Salí del baño y les dije a mis primos que no se preocuparan
que sólo me lloraban los ojos, que había ido al baño a lavarme la cara e iba a
limpiar un poco el cuarto de los invitados(el mio) porque me lo había ordenado
Angelina.
Cuando entré en mi cuarto; en él había: un armario blanco
con unas flores de adorno, una mesilla con una lamparita vieja que me gustaba mucho porque era de mi madre y
la había llevado allí desde el día de su muerte, porque a mi me había gustado
desde pequeña y mi madre hubiera querido que yo la tuviera, una cómoda con
fotografías de toda la familia, una mesa blanca y una silla a juego con la
mesa; cogí la foto de mis padres que estaba encima de la cómoda y me tumbé en
la cama a observarla, era en un prado muy verde y florido del monasterio de
piedra y allí estaban mis padres apoyados sobre una vieja barandilla y yo
estaba en los brazos de mi padre, a esa fotografía la llamaba el paraíso verde,
porque allí estaba lo que más quería: a mis padres y todo lo que había en la
foto era bonito y verde; entonces, al recordar ese momento empecé a llorar
mucho y llamaron a la puerta, recogí la fotografía me sequé los ojos y hablé:
-Adelante pase.
-Hola María, siento haberte molestado.
-Ah, eres tú Dylan.¿Qué quieres?
-Mis primos y yo te pedimos que nos cuentes lo que les pasó
a mis tíos, si lo sabes claro, es que la abuela nunca nos lo quiere contar.
-Yo cuando vine aquí por primera vez le pregunté a tu abuela
que le pasaba que estaba muy triste y me contó la historia; luego voy con
vosotros allí y os la cuento.
-Pero, ¿tenían hijos?
-¿Quieres decir que si tú tienes más primos?
-Sí, eso, exacto.
-Tenías una prima más, pero creo que también murió; una cosa
más nunca le preguntéis a Angelina por esta historia se entristece mucho y lo
pasa fatal es mejor que esté feliz, como ahora.
-Gracias, María.
Pensé mucho lo que les iba a contar a mis primos y entré en
el cuarto en el que estaban ellos, cogí una silla y me senté:
-Sentaos.-Dije señalando un sofá que había al fondo de la
habitación.
-Vale.-Contestaron todos al unísono.
-Vuestros tíos iban a irse a Madrid de vacaciones por unos
cuantos días con vuestra prima…
-¿Qué prima?-Me interrumpió mi primo José de diez años.
-Una que tenías que murió con vuestros tíos.-Seguí el
relato.
-…entonces al salir de Teruel…-
-¿Dónde está Teruel?.-Volví a ser interrumpida, esta vez por
la pequeña Nathaly que tenía cinco años.
-Está después de Zaragoza en dirección sur.-Seguí el relato
-…un conductor borracho chocó contra el coche de vuestros
tíos; y luego salió en las noticias que habían muerto los tres y al acabar el
mes fue el funeral.
-A ver preguntas.-dije yo al finalizar el relato, como si
contarlo no me hubiera supuesto ningún esfuerzo.
-Pero, para ir a Madrid desde Zaragoza no hay que pasar por
Teruel.-Dijo Priscila que tenía diecisiete años y había ido cinco veces a
Madrid.
-Ya, pero también querían ver Teruel.-Contesté
-¿El conductor borracho murió?-Preguntó Dylan que tenía
catorce años.
-No… él salió de la cárcel hace tres años.-Contesté
-¿Por qué metieron a ese señor a la cárcel?-Preguntó Andrea
que tenía once años.
-Por conducir borracho.
-Hola, chicos; María ¿Qué haces aquí te dije que limpiaras
el cuarto…-mi abuela no sabía como bautizar al cuarto así que terminé yo la
frase.
-…de los invitados, lo sé, es que ellos me pidieron que
viniera a hacerles compañía.-Contesté
-Muy bien me parece que os llevéis bien, pero ya hay que
merendar, chicos.
-¿María puede merendar con nosotros?-Preguntó Pedro que
tenía cuatro años.
-Claro, si ella quiere.
-Será un placer.-Contesté con dulzura.
Entramos en el gran comedor, en el que había una mesa en el
centro con diez sillas alrededor y otras dos sillas en dos esquinas, en una
pared del comedor había un terraza y en las otras dos había un cuadro en cada
una, la pared restante comunicaba con el salón.
Encima de la mesa había una gran tarta en la que se podía
leer: felicidades Angelina; en ella unas cuantas velas brillaban como estrellas
en la noche, cuando entró la abuela nos pusimos a cantar feliz cumpleaños y al
llegar ella a la mesa sopló las velas.
Después de merendar le entregaron un gran regalo de parte de
toda la familia y yo fui a mi cuarto a buscar el mío; empezó abriendo el
grande, el de toda la familia, era un microondas nuevo, Angelina se puso muy
contenta, luego abrió el mío que eran unos pendientes y también le gustó mucho.
Acompañé a todos menos a la familia de Dylan a la puerta, ya
que ellos se quedaban a ayudar a Angelina; nos despedimos y me quedé en un
cuarto con Dylan y con Priscila.
A Priscila la vino a buscar su novio y Dylan y sus padres se
quedaron a dormir en casa de mi abuela.
-María ve con Dylan al cuarto y prepárale la cama.
-Claro, Angelina.
Entré en el cuarto con Dylan y abrí los dos armarios que se
convirtieron en camas para que durmiéramos los dos, Dylan se tumbó en la cama
con un gesto de cansancio y yo hice lo mismo:
-Bueno, ¿qué tal ha estado el cumpleaños?
-Ha estado bien, pero podría haber estado mejor.-Dijo Dylan
a punto de reírse. Estallamos de risa los dos.
-Oye, jajajajajaja-Conteste lanzándole mi almohada. Él a
continuación hizo lo mismo con la suya.
-¡Para ya!-Protestó
-¡Parar ya, los dos!-Contestó mi abuela entrando al cuarto.
-Oh, abuela lo sentimos.-Contestó Dylan.
-Eso espero, y ahora a dormir.
Angelina cerró la puerta:
-Oye, sabes me siento mal.-Dijo de pronto Dylan.
-¿Por?
-Es que tendría que haber ido al entierro de mis tíos, me
siento culpable.
-Tenías sólo tres años.
-Tienes razón, pero si mi prima viviera le diría que mi
culpa no fue, que yo la hubiera ayudado en todo y que la habría querido mucho.
-Ya lo estas haciendo, Dylan.
-¿Cómo?
-Con todos estos sentimientos que manifiestas y que tu
corazón no puede reprimir.
-Eso es muy bonito, gracias por tu apoyo.
-De nada, yo quiero ayudaros a todos a superarlo y más a Angelina,
está muy destrozada.
-Se debe sentir fatal, bueno hasta mañana.
-Hasta mañana.
Nueva temporada para el blog.
Para revivir este blog que tengo abandonado quería publicar algo mayor, algo significativo para mi.
Hace tiempo escribí un "mini"-libro que me haría ilusión poner por aquí así al menos habrá posibilidad de que algunos lo lean. Es largo así que lo iré subiendo por partes, poniendo cada domingo una parte del libro. En un word son 23 páginas y si os aburre o no os gusta entiendo que no queráis leerlo, no estáis obligados. Bueno pues después de esta mini introducción ahí va la primera entrega, no puedo asegurar cuantos domingos serán, ya que no se cuanto voy a subir cada día.
Hace tiempo escribí un "mini"-libro que me haría ilusión poner por aquí así al menos habrá posibilidad de que algunos lo lean. Es largo así que lo iré subiendo por partes, poniendo cada domingo una parte del libro. En un word son 23 páginas y si os aburre o no os gusta entiendo que no queráis leerlo, no estáis obligados. Bueno pues después de esta mini introducción ahí va la primera entrega, no puedo asegurar cuantos domingos serán, ya que no se cuanto voy a subir cada día.
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