There.

There.

domingo, 9 de febrero de 2014

Primer domingo, primera parte de "Cereales"

-Cereales. Oh vamos, donde estarán los cereales.-Violeta miró el reloj sólo quedaba una hora para tener que empezar su infierno de día.
Sonó el timbre:
-Pero ¿Qué pasa ahora? ¿Estela que haces aquí?
-Nada solo venía a ver a mi mejor amiga ¿no puedo?
-Sabes que tengo que ir a trabajar en una hora.-Dijo poniendose los pitillos y cogiendo las llaves a la vez.
-¿Buscabas esto?-Le dijo Estela mostrándole una caja de sus cereales favoritos, su salvación.
-Oh, ¡Estela! Te quiero. Iba a salir a comprar una caja ¿Cómo sabías que faltaban?
-El otro día mientras discutías con David me comí tus últimos cereales ¿Cómo acabo todo?-preguntó Estela preparándose un bol de leche con cereales.
-Prepárame otro a mi ya que estas. Después de media hora discutiendo me beso y me tiro a la cama...
-No me cuentes más ya se como acabó eso.-Dijo Estela con una mueca de asco y poniendo los dos boles sobre la mesa.
-Lo único que quiero es que él, Paul y Nick salgan de mi vida, me confunden entre los tres. Bueno Nick puede quedarse.
-¡Que tarde es!.-Exclamó Estela que tenía una entrevista de trabajo en cinco minutos.
-Te llevo.
Subieron las dos en el mini de Violeta.

Paul era un compañero de trabajo de Violeta con el que tuvo una historia en la pasada cena de trabajo y con el que no acabó bien, ella no quería nada, pero él seguía insistiendo en quedar solos, Violeta siempre buscaba una escusa o se llevaba a Estela a las citas.

Nick era un amigo de la familia al que tenía que enseñar la ciudad, ya que era nuevo allí y sus tíos se lo habían pedido, él era unos tres años mayor que ella, un día él se lanzó y sin saber cómo, acabaron en la cama de Violeta desnudos, dormidos y sudando después de una hora de sexo.

David era un amigo al que le habían presentado con él que tenía un algo raro, pero no paraban de discutir.

Ella no quería nada con ninguno de los tres, Nick era el que más le gustaba, pero era amigo de la familia y no quería torcer nada, él tampoco, así que decidieron ser amigos, nada más o algo parecido.

Ella quería cortar con David, ya que entre tanta discusión cada vez estaba peor.

Después de dejar a Estela en su entrevista de trabajo leyó su agenda sentada en el coche esperando que no hubiera llegado todavía ese día, el día en el que había decidido dejar definitivamente a David.

A las diez entraba al trabajo y al entrar vió la silla de Paul vacía, él siempre estaba allí antes que ella, preguntó, le dijeron que había sido despedido y que pidió ella no intentará hablar con él, así que uno menos, algo menos que zanjar por ella misma, eso le gustaba.

Eran las dos y había quedado a comer con David:
-Hola amor.
-¡Cariño! Pensaba que ya no llegabas.-Dijo Violeta ansiosa por acabar esa comida ya.
-Me he retrasado, el jefe me ha mandado unas cosas extra.
-Ya he pedido lo de siempre. Quería hablarte de algo.
-Dispara.-Dijo David haciendo palanca con la cuchara para tirar migas de pan
-Oh vamos David pareces un crío ¡para!-Exclamó Violeta al reparar en que una miga de pan había llegado a su escote.
-¡Y David obtiene su nuevo record!-Exclamó levantando los brazos.
-David, estamos en un restaurante, para.
-Bueno ¿que querías decirme?
-No se como decírtelo, pero creo que últimamente discutimos demasiado y que esto ya no es lo que era.
-Ahh no, ya no, lo se y lo siento, pero es que me estoy tirando a la rubia maciza que trabaja conmigo.
-¡¿Perdón?!-Exclamó Violeta mientras gritaba ¡Hemos acabado! Y le dejaba solo en el restaurante con una cuenta que pagar.

Bueno pues otro menos pensó, se fue a casa ya sólo le quedaba hacer la compra de la semana.

Al llegar a casa se duchó y apunto en un papel todo lo que tenía que comprar. Cuando iba a salir de casa llamaron al teléfono.
-Violeta, soy Nick.
-Hola guapetón.-Dijo con voz sexy, ya que desde que acabaron su revolcón se llevaban mucho mejor.
-Llamaba porque quería verte, a parte tengo un par de cositas que quería usar contigo, ya sabes.
-Pasate a cenar si quieres, yo hago la cena y el resto de la noche lo dejo en tus manos.
-Estaré allí a las nueve, ponte sexy, aunque tu siempre lo estás.
-Besitos, luego nos vemos.

A Violeta se le puso una sonrisa en la cara, era lo único que en ese momento quería, una noche de sexo intenso con el semental de Nick. A veces se llamaban para hablar o simplemente para quedar para tener sesiones de sexo.

Violeta fue a comprar y compró algo más para poder hacer la cena para Nick. Cuando acabó de comprar eran las siete así que se puso a hacer la cena, cuando ya estaba todo preparado se cambió, tenía muy pensado lo que se iba a poner: sus tanguitas rosas de encaje que tanto adoraba Nick a conjunto con el sujetador y un vestido apretado que insinuaba que quería pasar directamente al postre, pero a la vez era elegante.

A las nueve menos diez llego Nick:
-Tan puntual como siempre, Nick.-Dijo Violeta con una sonrisa y le besó.
-Y tu tan sexy como siempre. Me encanta ese vestido.¿Cuál es el plan de hoy?
-Esta es la cena y creo que en la televisión echan Batman, como se que te gusta podemos verla mientras cenamos.
-Excelente, me encanta que me hagas mi plato favorito, lasaña de la perfecta cocinera, Violeta.-Dijo Nick mirando la lasaña con deseo y cogiendo a Violeta para besarla.
-Como en tu casa, amor.
La cena transcurrió sin novedades más que unos tocamientos por parte de Nick por debajo de la mesa a la pierna de Violeta.

Cuando acabaron de cenar se sentaron en el sofá para acabar de ver Batman. Cuando acabó la película Nick besó a Violeta apasionadamente y la tumbó en el sofá.

Se desnudaron el uno al otro y se fueron a la cama, Nick sacó las cosas que tenía que enseñarle a Violeta y se acabaron de desnudar. La noche transcurrio entre jadeos y gemidos por parte de ambos, al final cayeron rendidos.

A la mañana siguiente llamaron al timbre a las ocho y media:
-Oh, mierda...-Dijo Violeta mientras buscaba a tientas su ropa interior.
-Mmmmmm...-Susurro Nick.
-Tranquilo cariño, abro la puerta, quedate aqui.-Dijo Violeta y le besó.
-Pero yo quería otra sesión de tantas cosas como las que hicimos anoche.-Le sugirió Nick y la beso tumbandola encima de él. Volvieron a llamar al timbre.
-Nick... La puerta.
Violeta al abrir la puerta se llevó una sorpresa:
-Estela, estas costumbres de venir a despertarme no son buenas.
-¡¡¡Estela!!! Ibamos a echar uno matutino ¿te apuntas?-Exclamo Nick que acababa de salir del cuarto en calzoncillos.

Violeta había presentado a Estela y a Nick hace mucho tiempo uno de esos días en los que Violeta le enseñaba la ciudad y se tomaron un cafe los tres juntos.

-Nick...-Dijeron las dos al unísono tirandole cada una un cojín.
-Oh vamos, no os pongais guarrillas que era broma, ¿Cereales?.-Dijo Nick sacando tres boles y llenándolos de leche.
-Violeta, venía para proponerte algo y para ver que tal salió todo con David.-Explicó Estela mientras los tres se sentaban a la mesa de la cocina.
-No me habías contado que habías estado hablando con el idiota ese, Vio.
-Sí, hablé con él y me dijo que me había estado poniendo los cuernos, no se si era broma o verdad, pero le dejé, estoy harta de que sea tan infantil...No os podéis ni imaginar cómo se portó, pero estoy bien.
-Bueno pues si es así y es lo que quieres es lo mejor que has podido hacer.-La animó Estela cogiéndola de la mano.
-Y sabes que estamos aquí contigo para ayudarte y hacer que lo superes, bueno y para más cosas, ya sabes.-Dijo Nick acariciandole la mejilla.
-Exacto, venía a proponerte algo que te va a sentar genial, preparate.
-Dime.
-Un viaje a las islas Seychelles.
-¡¿Qué?! Oh ¿cómo lo has planeado?
-Conseguí el trabajo y me dijeron que tendría que viajar allí por negocios, lo hablé con Jake y dijo que fueramos juntas que él tiene trabajo que hacer.

Jake era el novio de Estela desde hace varios años y estaban viviendo juntos, planeaban casarse en unos meses.

-Es genial, ojalá pudiera ir con vosotras.-Dijo Nick con una sonrisa pícara.-Pero tengo cosas que hacer, como Jake.
-A mi me parece perfecto, pero tendré que pedir vacaciones en el trabajo e ir a una agencia a planear todo.
-No es necesario Vio, estos son los billetes de avión, fui ayer a la agencia y tengo todo planeado, ya me pagaras tu parte. Nos vamos este sabado.-Dijo Estela saltando de alegría.
-¿Cuánto estaremos?-Preguntó Violeta entusiasmada.
-Tres semanas.
-Voy a cambiarme para pedir vacaciones en el trabajo.
-Te esperamos.
-Mientras ¿Quieres hacer cosas?-Le sugirió Nick a Estela con una sonrisa picarona.
-Nick...Estoy prometida.
-Por intentarlo no se pierde nada y era broma. ¡Qué bien te sientan todos los pantalones Vio! Me encanta tu culo, estás...-Dijo Nick al ver salir a Violeta de la habitación.
-Gracias, tu ropa amor, tienes que irte a casa.


Nick se fue andando a su casa ya que le gustaba disfrutar de la brisa mañanera después de noches como aquellas con Violeta y esta llevó a Estela a su casa y se fue al trabajo donde pidió fiesta.

Otra nueva temporada

Como he estado de exámenes no he podido escribir nada por aquí pero hace unos meses empecé a escribir un relato que ahora ya esta acabado, así que como el otro mini libro iré subiendo por partes todo el relato.

Este es más corto y creo que más divertido, trata el amor y las amistades, creo que es mejor que el otro y más ameno así que o animo a leerlo, espero que os guste, hoy voy a subir la primera parte.

domingo, 5 de enero de 2014

Cuarta y última parte de: El soplo del hada del paraíso verde.

HADAS Y OTRAS ANORMALIDADES ALADAS.

Las hadas no son muy comunes son el 0,1% de la población de un país cualquiera.
Son personas que han perdido a sus dos padres en un accidente estando la persona presente.
No suelen tener alas sólo suelen tenerlas una de cada cuatro hadas.
Sus poderes son:
Pueden salvar a personas de accidentes según como sea el tipo de hadas; las más comunes son las “sopladoras”, son unas hadas que salvan soplando en la cara a los demás, el otro tipo de hadas son las aladas que no suelen tener este poder.
Pueden salvar a una persona que acaba de morir (no por accidente, si es por accidente es el poder mencionado anteriormente) por naturaleza, pero sólo puede darle un día más de vida(con el mismo procedimiento que el poder anterior).
NOTA: Si resucita a sus padres justo después del accidente todos sus poderes desaparecen.
Leímos todo lo que mencionaban sobre las hadas y sólo encontramos la información anterior.

-¿Entonces podría haber resucitado a mis padres?
-Supongo, pero no es tu culpa, no lo sabías y a parte tus poderes habrían desaparecido.
-Ya, pero no los habría necesitado.
Devolvimos el libro y fuimos al cementerio, porque se lo había pedido a Dylan.

En el cementerio lloré desconsoladamente en la tumba de mis padres, mientras Dylan estaba en la de nuestro abuelo.

Cuando terminamos fuimos a casa de mi abuela y le contamos todo lo que habíamos descubierto y lo escribí en un papel para que no se nos olvidara.

Los dos siguientes meses pasaron bien, ya era Junio, estaban a punto de empezar las vacaciones y el uno de Julio nos íbamos Dyl, la abuela y yo a mi paraíso verde.

Llegó el día esperado y partimos hacia allí, se supone que íbamos a estar allí la primera quincena de Julio y luego seguramente nos iríamos Dyl y yo solos a otro sitio.

Los primeros días transcurrieron muy bien, pero el día ocho mi abuela se encontraba muy mal y ese día estuvimos en el hotel cuidándola y llamamos a los padres de Dyl. Dijeron que igual era que le tocaba morirse, pero no hicimos caso de esa idea, al día siguiente la encontramos en la cama sin pulso. Había muerto.

A Dyl y a mi se nos pasó la misma idea por la cabeza, cogimos el papel y leímos que yo la podría despertar y que viviera un día más así que para que pasara todo el día en Zaragoza la llevamos antes de resucitarla. Llamamos a todos los tíos y primos y mientras me cambiaba y me ponía el disfraz Dyl habría la puerta de casa para que entraran y resucité a mi abuela.

El último día de su vida lo pasó dándonos las gracias por todo y recordando viejos tiempos, fue lo mejor, pero el tiempo se acababa, ella asumía que era lo que tenía que pasar así que no lucho por vivir y nos dio gracias a todos.

Al final del mes fue el funeral y la primera quincena de Agosto la pasamos en Zaragoza planeando la segunda quincena, que nos íbamos a ir a Roma, Italia.

Fue un viaje muy largo, pero cuando llegamos cogimos las maletas y enseguida salimos del hotel para hacer muchas fotos y estar en todos los sitios. Era precioso y lo mejor es que seguíamos siendo novios y nos queríamos mucho.

Nos lo pasamos muy bien y desconectamos de todo.


Hicimos todas las visitas turísticas que podíamos y lo más importante: estábamos muy felices; no queríamos que acabara, pero todo lo bueno tiene final y esta historia también tiene que acabar ya, así que sólo os digo que vivimos felices y comimos perdices y revelamos todas las fotos de Italia e hicimos un gran álbum que luego observábamos diciendo todo lo que hicimos allí.

Pero el final de esta historia no es muy agradable porque cuando cumplimos diecinueve años nos tuvimos que separar ya que yo me iba a estudiar a Inglaterra; pero no todo fue malo porque unos años más tarde Dyl vino para visitarme y decirme que iríamos a Suecia ese verano. En Suecia nos lo pasamos tan bien como en Roma y también hicimos muchas fotos y otro gran álbum.

Allí acabó todo, porque tuvimos un accidente y como yo no nos podía resucitar,  ya que también había muerto, todo se acabó.


lunes, 30 de diciembre de 2013

Ese momento de añoranza

Llega un momento en el que entiendes que todo ha acabado, que no va a haber oportunidad de volver atrás y cambiar las cosas, un momento en el que echas de menos todo lo vivido, todo lo sentido, un momento en el que ves todo tu pasado en imágenes que se suceden rapidamente en tu cabeza y no entiendes por qué, igual es porque esos momentos allí vividos han muerto, han muerto hasta que tengas el valor de superarte y volver a revivir esos monentos que te daban tanta felicidad.

Tercera parte de: El soplo del hada del paraíso verde

Cuando terminé de escribir le pedí ayuda a mi abuela la única persona que siempre ha estado y que siempre estará a mi lado:
-Abuela, este va a ser mi discurso, ¿puedes corregírmelo?
-Claro.
-Tú crees que Dylan lo escuchará entero.
-No sé tal vez él se enfade mucho sólo con lo primero que digas y ya no le vuelvas a ver nunca más.
-¿Nunca más? Pero eso es mucho tiempo, yo querría verle cuando decida perdonarme, sé que él no tuvo la culpa de no haber podido ir al funeral y también sé que quería ir.
Abandoné el salón y escribí en una hoja de papel una carta que nunca sería mandada:

Queridos papá y mamá:
La vida se me está haciendo muy difícil sin vuestra ayuda, querría haber obrado mejor y con más astucia, ya no se que hacer, todo el mundo que yo quería tener a mi lado se va a esfumar en un solo soplo de hada, ya sabes papá, ese aire que me rozaba la cara cuando tenía tres años y que me hacía sentir un escalofrío, eso siempre me decías que era un soplo de hada ¿no? Eso me encantaba, me hacía sentirme en el cielo entre hadas y disfrutando de la brisa, una brisa un tanto peculiar.

Bueno como seguía diciendo no voy a tener a nadie más a mi lado más que a mi abuela, ella tenía razón tendría que haber pensado antes de actuar.

Os echo mucho de menos.
Os quiero.
Besos.
María.
Doblé la hoja por la mitad, separé la foto de mis padres del marco, guarde allí, bien doblada la carta y volví a poner bien la fotografía.

-Abuela has terminado de corregir mi discurso.-Dijé entrando en el salón y sentándome al lado de mi abuela.
-Claro, no había nada que corregir, tan sólo unas pequeñas faltas de ortografía.
-Gracias.
Cogí el discurso y lo guardé en el primer cajón de mi mesilla.

-Abuela ¿tú te acuerdas de los soplos de hada?
-Claro, cuando eras pequeña tu padre, cuando hacía frío y la brisa rozaba tú pequeña carita te decía que eso era un soplo de hada. Recuerdo que el día que cumpliste tres años tus padres te regalaron un bonito vestido de hada y tú nada más abrir el regalo te lo probaste y les soplaste en la cara cariñosamente a tus padres.
-Yo también me acuerdo.-Una primera lágrima se deslizó sobre mi mejilla.
-Igual tal vez un día que te encuentres mejor modernizamos ese vestido y te lo pones, quiero sentir ese soplo yo también.
-Vale, cuando quieras. Oye sabes quiero preguntarte una cosa.
-¿El qué es?
-Sabes la fotografía en la que salgo con mis padres, esa del monasterio de piedra.
-Claro, ¿qué pasa con esa foto?
-Me gusta mucho y querría volver a ir allí.
-Mira vamos a hacer un trato: si tu me rocías con tu soplo de hada yo te llevo allí.
-¿En serio, harías eso por mi?
-Claro.
Al día siguiente mi abuela me dijo que como era viernes al salir del colegio me iría a buscar para ir a comprar el disfraz de hada y así el fin de semana iríamos a mi paraíso verde.

Eran las ocho y decidí llamar a Dylan:

-Hola, buenos días, Esteban, quería hablar con Dyl.-Su padre me cogió el teléfono.
-Claro en seguida se pone.
-Hola, eres María ¿no? Mi padre ha reconocido tu voz.
-Si soy yo, oye Dyl ¿quieres que te acompañe al colegio?
-No hace falta, no soy un niño pequeño.
-Es que el sábado…-Ya había colgado.
-Abuela, me voy al colegio.
-Adiós.

Yo quería hablar con Dylan y al final le iba a decir que el sábado no estaría aquí y no nos podríamos ver, pero colgó, que mala suerte.

Cuando terminé el colegio, como prometió mi abuela, fue a recogerme a las dos y media, fuimos a comer a casa y luego a comprar el disfraz, eran todos preciosos y no sabía cual probarme primero; al final di con el vestido perfecto y aunque me hacía sentirme como una niña pequeña me traía muy buenos recuerdos, era muy parecido al que yo tenía de pequeña, era de color rosa palo con dos alas muy grandes y la falda era un tutú con el tul color rosa fucsia, luego me compré unas medias rosas y use la varita que tenía con el disfraz de mi niñez, que era plateada con una estrella al final; el vestido de cuando era pequeña pensábamos regalárselo a la pequeña Nathaly en navidades.

-Sabes deberíamos comprarle un regalo a cada uno de tus primos.
-Ya, estaría bien, pero yo creo que el mejor regalo es la verdad.
-Tienes razón.

Cuando llegamos a casa me puse el disfraz y le soplé a mi abuela en la cara, estuvimos mucho rato riéndonos, fue genial, era lo que las dos necesitábamos, desconectar.

El sábado salimos de Zaragoza para ir al monasterio de piedra, o en otras palabras: mi paraíso verde. Al llegar todo nos pareció precioso y no sabíamos por donde empezar, acabamos con la cámara llena de fotografías.

La navidad estaba al caer y todas las calles estaban llenas de luces navideñas, a mi me gustaba mucho la navidad, aunque hiciera mucho frío, era una estación muy bonita, todo brillaba y si nevaba, cosa que en Zaragoza escaseaba, las calles se llenaban de un blanco que transmitía esperanza, felicidad y sobre todo natividad, es decir, el nacimiento de alguien muy especial, que seguro que si algún niño naciera en estas fechas también sería una persona muy especial para los de su entorno.

Ya era veinticuatro y esta noche venía toda la familia a cenar, preparamos bien todo y a las nueve en punto ya estaban en la puerta los Darlin y los andaluces, esta vez, yo me vestí de hada, y no de ama de casa y les abrí la puerta:
-Hola, pasen.
-Hola ¿tu eres María?
-Si, si no ¿quién? jajjajajajajajaja.
A las nueve y diez llegó la familia de Dylan y esta vez mi abuela abrió la puerta; cuando todos estaban en el salón y sentados, entré y me dispuse a deleitarles con mi discurso, en cuando dije toda la verdad Dylan se marchó; yo que sólo quería que todo se arreglara, dejé la carta encima de la mesa del salón, le dije a mi abuela que si quería podía leerlo ella, cogí la fotografía de mis padres y me marché siguiendo a Dylan:
-Dyl, espera, sólo un minuto, por favor.
-Vale, pero sólo uno.-Dijo sentándose en un banco y yo tomé asiento.
-Sabes, estos eran mis padres, tienes que entender que nada fue fácil para mi, sólo estuve tres años con mis padres y los añoró demasiado, y aunque no lo pienses se echa mucho de menos la presencia de los padres, yo me enfadé mucho cuando vi que los necesitaba y no estaban allí, entonces lo primero que pensé fue que tenía que haceros pagar por no venir al entierro, claro que en ese momento no pensé si todos tenían la culpa, ni nada, y la última cosa, quiero que tú tengas la foto de mis padres, ha significado mucho para mí y seguirá significando, pero quiero que tú la tengas y te acuerdes de mí cada vez que la veas.-Le entregué la foto y me marché.
-Gracias, pero no tenías porque hacerlo, sólo quiero saber una cosa más ¿por qué vas vestida como un hada?
-De pequeña cuando hacía frío…-Empecé a llorar.
-…y la brisa me rozaba la cara mi padre me decía que eso era un soplo de hada y se lo recordé el otro día a mi abuela y compramos este disfraz juntas.
-Yo… quiero sentir ese soplo.
Con los ojos llenos de lágrimas le soplé en la mejilla, él me besó y se fue. Cuando fue a pasar por un cruce un coche le atropelló, la foto de mis padres se cayó al suelo lentamente y el cristal del marco se rompió, recogí la foto en mis manos y me arrodillé a su lado; el conductor se fue, pero recordé su matrícula.
-Dyl, responde, por favor.-Nada pasó, ni nadie contestó.
-Dyl, Dyl.-Le sople cariñosamente en la cara y de repente sus ojos se abrieron lentamente.
-¿María?
-¿Dyl?
Lo levante lentamente y lo senté en el banco.
-Sabes todo esto ha sido muy extraño.
-¿Por?
-Mira, yo estaba muerto y veía todo negro como un profundo sueño, pero de repente a lo lejos descubrí una luz, esa luz se fue acercando lentamente y descubrí que eras tu disfrazada de hada, entonces me soplaste, y desperté.
-Para mi también ha sido muy extraño: la foto de mis padres cayó al suelo y el cristal se rompió; parecía que mis padres y yo nos hubiéramos separado para siempre, luego te di por muerto, pero pensé en el soplo de hada, te di uno y al fin cobraste vida.
-Sabes, me ha sentado muy mal tu mentira, pero no quiero separarme de ti, quiero perdonarte y descubrir más sobre este fenómeno y los soplos de hada.-Cuando terminó de decir esto le bese por primera vez.
-¿Me has besado?
-Si, ¿algún problema? Dyl, yo te quiero.
-Si, el problema es que somos primos.
-Vale ¿y eso importa?-Cogí la foto de mis padres y me marché al irme se me calló la carta de mis padres y Dyl la cogió y la leyó.
Al llegar a casa todos al verme se sorprendieron; sólo había una sonrisa, la cara de la pequeña Nathaly resplandecía destacándose con el vestido de hada, estaba preciosa; y no sabía por que era: por la carta, que les había leído mi abuela; por que tenía el vestido destrozado, lágrimas en los ojos, y la foto de mis padres rota en mis manos haciéndome sangrar rápidamente los dedos de mi mano derecha o simplemente porque Dyl no estaba conmigo.

El silencio se apoderó rápidamente de la estancia y un gran soplo de hada se escapó por la terraza, un gran escalofrió recorrió mi cuerpo; ya sabía que pasaba y no lo podía creer, pero que había hecho: Priscila se había suicidado por el balcón baje corriendo a la calle, si había salvado a Dyl, podría salvar a Priscila.

Al despertarme era 26 de Diciembre, había dormido un día entero, Dyl que estaba sentado en el borde de mi cama me dijo que todo había pasado ya y fue ha buscar vendas para mi mano que no paraba de sangrar, pues había dormido con la foto de mis padres en las manos.
-Habrá que cambiarle el cristal.
-Claro, me podía haber desangrado.
-¿Estás mejor, princesita mía?
-Perfectamente, sabes lo único que necesito ahora es un beso de un príncipe azul.-Me besó
-Esto lo he comprado para ti.-Dijo enseñándome un cristal para el marco de mi paraíso verde.
-Gracias, ¿y tu hermana?
-Estoy muy bien gracias, oí mientras Priscila se acercaba a la habitación; ¿cómo lo hiciste?
-Ni, idea.
-A propósito, se te cayó esto al irte.-Dijo Dyl mostrándome la carta de mis padres.
-¿Los hechas de menos?-Preguntó Nathaly entrando a la habitación disfrazada de hada y con una fotografía en las manos.
-Sí, demasiado ¿Y esa fotografía?
-Es para ti, yo tengo otra copia.-Dijo con su dulce voz de niña pequeña.
-Gracias.
-¡Ah! Que sepas que todos te han comprendido y perdonado.-Dijo Priscila marchándose del cuarto con Nathaly.

En la foto salíamos Nathaly y yo vestidas de hadas, ella estaba feliz, y yo… no sé que decir de mí, estaba triste soplándole en la cara, llena de lágrimas, con los dedos ensangrentados y en ellos el marco de la foto de mis padres y con el vestido destrozado, pero pensé que así no era tan infantil y me gustaba más.

Un mes después era enero, día seis, día de los reyes magos, y el regalo más grande que me pudieron dar fue que todo estaba curado: mi mano, en la que lucía una pulsera que ponía “María y Dyl, siempre”, que me había regalado Dyl; Dyl y Priscila estaban totalmente recuperados; y lo mejor era que mi familia había vuelto a la normalidad, a ser como cualquier otra, pero sin padres, pero tenía todo el apoyo de la familia; lo único que había desaparecido era María el ama de casa que trabajaba para Angelina.

En primavera Dyl me ayudó a descubrir más sobre los soplos de hada.
Un día Dyl vino a casa y yo me tenía que cambiar aún, así que lo dejé solo con mi abuela.
-Sabes, Dylan, María no sonreía desde que sus padres fallecieron y tu has logrado lo que yo llevo intentando hace años: que sonría. Gracias.
-De nada.
-Creo que te ama tanto como amaba a sus padres, cuídala.
-Hombre, es mi prima jjajajjajja ¿Tú crees que me ama tanto?
-Quererte, te quiere, lo que ya no sé es cuánto.¿Y qué vais a hacer si sois primos?
-Abuela de momento seremos novios jajjajajja.-Dije entrando al cuarto.

Dyl y yo fuimos a la biblioteca a pasar el rato y a consultar libros sobre anormalidades.

Había varios libros sobre: vampiros, circos de personas con anormalidades en el cuerpo y otros extraños pero no había nada que nos sirviera. Al fin decidí preguntarle a la señora:
-Oiga, ¿tienen libros de hadas?
-¿De fantasía? Sí en ese pasillo al fondo a la derecha.
-No, no digo de fantasía sino de hadas normales.
-Sólo hay uno, enseguida te lo doy.
Seguí a la mujer hasta un gran almacén al que no me dejó entrar, cuando salió llevaba un libro gordo en las manos y me lo entregó.
-¿Tienes carné de la biblioteca?
-No, sólo lo voy a leer un poco por encima aquí.
-Vale, cualquier cosa que quieras hablas conmigo.
Fui a enseñarle el libro a Dylan.


jueves, 26 de diciembre de 2013

Natividad.


Siempre me ha encantado la navidad, pero no por aquello de que te dan regalos, es más últimamente por mi casa no pasan ni Papa Noel ni  los reyes magos, pero no estoy triste por ello.

Estoy contenta porque es navidad, te reúnes con los tuyos y te diviertes jugando con el perro de tu tio o con tus gatos, vas a patinar a Puerto Venecia o a la Plaza del Pilar y sonríes viendo como tu y los tuyos disfrutáis de estos días.

A mi estas fechas me gustan por todo esto que acabo de contar y porque alguien nace en cada uno de nosotros, Jesús.

Creyentes o no creyentes él está ahí para nosotros, él nace para todos, lo queramos o no y siempre estará dispuesto a ayudar y a estar ahí para nosotros.

En resumen estas fechas son para disfrutarlas con la familia y amigos y comer hasta que no puedas más, son días en los que es importante sonreír y no hay motivo por el cual no hacerlo, así que por todo esto sonríe y recuerda que el espíritu de la navidad no son los regalos sino él, Jesús. 

¡¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!!!😊

domingo, 22 de diciembre de 2013

Segunda parte de: El soplo del hada del paraíso verde.

A la mañana siguiente yo me había despertado muy pronto, ya que tenía que ir al colegio y quizá acompañaba a Dylan al suyo, preparé los desayunos para todos, me tomé el mío y desperté a mi primo; se tomo el desayuno y lo acompañe al colegio.

-Me lo pase muy bien ayer, la verdad es que eres una experta en cumpleaños.-Empezó a decir Dylan.
-En serio ¿ironía no?
-No, no en serio.
-Si tu lo dices.
-Oye, gracias por el consejo de ayer; pensaba ir esta tarde a ver a mis tíos al cementerio, si quieres vamos juntos y te voy a buscar a casa de mi abuela.
-Claro, ¿a las seis?
-Vale, adiós.
-Adiós.
Me fui a mi colegio y allí estuve hasta las cinco.
-¿Abuela?
-Si.
-Me iré a las seis al cementerio con Dylan.
-Seguro que es lo que quieres.
-Creo que sí, no los he visto desde el accidente y los hecho de menos.
-Bueno lo que quieras, tienes la merienda en la mesa de la cocina.
-Gracias.
Me comí la merienda y me duché.
A las seis ya estaba Dylan en casa me cambié y nos fuimos andando al cementerio.
Una vez allí Dylan les dejó unas flores que había comprado conmigo por el camino y los dos nos pusimos a rezar. Él tampoco había visto a mis padres desde… espera él no los conoció.
-Dylan, yo, lo siento.
-No te preocupes.
-¿No los conociste?
-No.-Una lágrima empezó a deslizarse por su cara.
-Dylan.-Le dije quitándole con el dedo la lágrima suavemente, le abrace y empecé a llorar.
-¿Por qué lloras María?
-No soporto verte así, salgamos.
Volvimos a casa y fuimos todo el rato callados, cuando llegué me despedí de Dylan y me eché a los brazos de mi abuela:
-No sabía que Dylan no los conoció.
-Pues ya lo sabes.
-Lo sé, sabes me siento muy culpable: él está sufriendo mucho y yo le estoy mintiendo, él no tiene nada de culpa, maldito mi pensamiento de hacer esto.
-No puedes echar marcha atrás, es lo que elegiste, tendrías que haber pensado si todos eran culpables y si se lo merecían.
-Ya, pero yo no tenía mucho tiempo, he cometido el peor error de mi vida.

Ya era octubre y no sabía que hacer: primero pensé decírselo a Dylan, porque él me entendería, pero luego pensé que no me querría ver ni en pintura ¿qué hacer?

Un día llamaron al teléfono y lo cogí:
-¿Quién es?
-Soy Dylan.
-Ahora le digo a tu abuela que se ponga.
-No, no quiero hablar con ella, quiero hablar contigo te paso a buscar en media hora, hasta ahora.
-¿hola?-Ya estaba comunicando, no me había dejado decir nada, ¿lo sabría ya?
En media hora Dylan ya estaba en casa:
-Señora Angelina, me voy con Dylan a dar un paseo, hasta luego.
-Adiós, que os divirtáis, chicos.
-Bueno de que querías hablarme.
-Espera a que lleguemos.
-¿A que lleguemos a dónde?-No entendía nada.
-No digas nada.-Me cogió de la mano y se puso a correr y yo detrás de él.
Llegamos a un paseo que estaba bañado por la ribera del río Ebro y nos sentamos en un banco:
-Es precioso, nunca había visto algo así.-Fue lo primero que se me ocurrió.
Entonces de repente algo ocurrió, la verdad es que no sé el que, los dos nos sentíamos muy unidos y yo sabía por qué era, éramos primos, pero ¿a él que le uniría tanto a mi?
-¿Qué me querías decir?-Nada más decir esto, yo ya supe que le unía tanto a mi; nuestros labios se juntaban cada vez más hasta que sólo quedaba un milímetro entre ellos y me besó; él me quería, no me lo podía creer, me sentía más culpable que nunca: yo le mentía y él me quería, me daban ganas de ahogarme en el río.
-Sólo quería decirte eso, María, yo te quiero.
-No, no puedo, lo siento, es que no te mereces a alguien tan… como decirlo, tan gilipollas, lo siento enserio; adiós nos vemos en navidades.
-Espera, tu no eres gilipollas y te quiero, no puedo esperar hasta la navidad.
-Es lo mejor, confía en mi.-Me fui.

Ya sabía que tenía que hacer en navidades, pero quedaban dos meses.

Mi abuela llegó a casa llorando, había venido de la residencia donde estaba mi abuelo que se encontraba en muy mal estado:
-¿Abuela?-Ella no dijo nada.
-Lo siento, llamare a toda la familia.
-Espera, no me has contado que ha pasado con Dylan.
-Eso, ahora da igual, en resumen le he dicho que soy gilipollas.
Le había llegado la hora a mi abuelo, y lo peor: mi abuela le había visto morir, ella lo quería mucho.
-No, lo que da igual es tu abuelo.
-¿Cómo puedes decir eso?
-Mira tu abuelo ya ha fallecido, no podemos hacer nada, pero vosotros seguís vivos.
-Te lo contaré luego, sólo si me dejas llamar a los demás.
-Vale, pero luego hablamos.

Llamé a mis tíos cuando de repente empecé a llorar desconsoladamente; todo en mi vida iba mal, muy mal: yo no tenía padres, ni abuelo y casi ni familia porque entre que ellos no fueron al funeral de mis padres y que yo les he estado mintiendo siempre, creo que nos odiaríamos mutuamente.

Mi abuela me oyó llorar, vino y me dijo:
-Mira ya es muy tarde, si quieres cenamos, nos vamos a dormir y los llamamos mañana cuando todo haya pasado.
-Exactamente, cuando todo haya pasado ¿no? No les informaríamos bien a parte no se puede pasar de página sin haber acabado algo, así que vamos a acabar con esto cuanto antes.-Le conteste y cogí el teléfono para llamar a mis tíos.

-Sí, dígame.
-Soy María y tu debes de ser José ¿no? Pásame con tus padres.
-Hola, María.
-Hola señor Pablo.
-Llámame tan sólo Pablo.
-Mire Pablo, hay algo grave que le quiero contar: su padre ha fallecido, lo siento, que tengan buenas noches, adiós.-Colgué rápidamente y me eché a llorar.

Volví a coger el teléfono y llame a los Darlin:
-Hola, ¿Quién es?
-Hola usted debe de ser Santiago Darlin ¿no es cierto?, soy María.
-Ah sí cierto, el ama de casa que trabaja para Angelina jajjajjaja.
-Claro, jajajajajajaaja, pero lo que le quería contar no tiene gracia, su suegro ha fallecido, lo siento, que tengan buenas noches, adiós.-Me eché a llorar, tenía que llamar a Dylan, no podía, era demasiado, aún así me armé de valor y llamé.

-¿Quién es?-Dijo Priscila.
-Hola, Priscila, soy María, la que trabaja para tu abuela.
-Claro ¿Con quién quieres hablar?
-Contigo mismamente: tu abuelo ha fallecido, lo siento, hasta otro día.-colgué y ya no pude más abrace a mi abuela con todas mis fuerzas y las dos lloramos una hora seguida.

-Bueno me has dicho que te contara lo que ha pasado ¿no?
-Claro.
-Le gusto y yo le estoy mintiendo, no puedo, enserio te lo juro, no puedo, la verdad es que yo también había empezado a sentir algo diferente por él, pero es imposible, somos primos, le dije que yo era una gilipollas y que no se merecía a alguien así y él antes de todo esto me… besó, yo ya no podía más estaba por ahogarme en el río, porque no te lo he contado, pero él me llevó a la ribera del Ebro.
-Todo lo que él hace por ti es muy romántico y ¿Qué piensas hacer con lo de el ama de casa?
-Pensaba en navidades contárselo y marcharme para siempre de esta familia por lo arrepentida que estoy.
-Vale, lo de contárselo me parece muy bien, pero lo de marcharte, no puedes huir de tus males, quédate conmigo, ya verás todo se solucionará.
-Vale, me quedaré, pero Dylan no me lo perdonará nunca.
-Bueno ¿cenamos?
-Vale.

A finales de octubre fue el funeral de mi abuelo, todos lo pasamos fatal, especialmente ella, Angelina, no podía ni controlarse y si no fuera por mis ánimos ella ya estaría muerta, tenía mucha razón en lo de que me tenía que quedar con ella.

Después del funeral Dylan vino a hablar conmigo:
-¿Para qué has venido?-Empezó diciendo.
-Para acompañar a tu abuela.
-Bueno eso creo que es obvio, pero yo no puedo olvidarte.
-Yo lo que no puedo olvidar es el beso que me diste el otro día y tampoco el sitio al que me llevaste era precioso, lo más bonito que yo he visto hasta ahora.
-Pero, entonces ¿tú también sientes algo por mi?
-No sé, yo… estoy confusa.
-Bueno vamos a hablar de otra cosa ¿tus padres?
-¿Cómo que mis padres? No entiendo lo que quieres decir.
-Bueno, pues lo que quiero decir es muy simple: quienes son, donde están, todo eso que debería saber.
-Ellos… esto…-Me había quedado sin palabras.
-Ellos que ¿están muertos cómo los de mi prima que supuestamente murió?
-Te lo puedo explicar, pero dame tiempo, por favor.
-No, como bien dijiste nos veremos en navidades, pero la verdad no entiendo cómo al ver las fotos de la boda de mis tíos lloraste y la historia de su muerte la contaste como si fuera mentira.
-Espera yo…-Se fue. Empecé a llorar mucho hasta que mis lágrimas se mezclaron con una espesa lluvia de la que un taxi que buscó mi abuela me salvó.

Ya no le volví a ver más, creo que hasta desapareció.

A principios de Noviembre era mi cumpleaños, pero sólo me felicitó mi abuela y me regaló un joyero precioso que coloqué al lado de la foto de mis padres; esa foto la observaba cada día y pensaba en que si los hubiera tenido allí siempre, nada de esto hubiera ocurrido y no estaría a un paso de perder a mi familia.

 Todo el mes de noviembre lo pasé fatal, no podía más, pero tenía que afrontar lo que estaba pasando, así que cogí una hoja y empecé a escribir mi discurso de navidades
DISCURSO DE NAVIDAD:
Bueno quiero deciros que yo no soy María el ama de casa que trabaja para Angelina como me conocieron en un principio, ni tampoco soy detective, ni nada de lo que penséis, sólo soy una cosa que nunca se os habrá pasado por la cabeza, bueno quizá a Dylan se le ocurrió, bueno a lo que iba yo soy familiar vuestro y os preguntareis que familiar soy y por qué he hecho todo esto ¿no?, pues bueno os voy a contar todo ahora:

Yo soy hija de Nicolás y Sandra vuestros familiares que murieron cuando yo tenía tres años en un accidente de tráfico y como es de esperar yo me sentía fatal sin tener padres, pero siempre supe que Angelina, mi abuela, estaría a mi lado.

Yo os he hecho pensar que soy María el ama de casa que trabaja para Angelina, porque me supo muy mal que ninguno de vosotros excepto mi abuela hubiera ido al  funeral de mis padres, pero más tarde descubrí que no todos tenían la culpa, qué no todos se merecían esta mentira y qué las cosas se empeorarían cada vez más. Pues más tarde me di  cuenta de que Dylan y yo sentíamos algo diferente entre los dos, es decir, que nos queríamos, y a mi me supo muy mal darme cuenta de esto, ya que,  yo le mentía a él y él me amaba de verdad.

Sólo quiero que me perdone, pero no le pido que lo haga ahora sino cuando se ponga en mi lugar y piense lo que habría hecho él:
si habría afrontado tener una familia así o si como hice yo, hubiera hecho como si no fuera de la familia. Y también quiero que eso lo penséis todos y que penséis si me merezco el perdón; y si no me lo merezco no me perdonéis nunca, porque yo misma pienso que igual no tengo perdón.

Y sólo quiero que algún día lo que Dylan y yo soñamos se haga realidad, aunque haya dificultades por en medio; como que somos de la misma familia.


LO SIENTO DE TODO CORAZÓN.