There.

There.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Sexagésimo cuarto(parte3)


-Mierda, Euclides, ¡Despierta!-Exclamó ella preocupada.
Le dió agua para que bebiera y cuando se despertó le dio comida de la que habían guardado, parecía que se encontraba mejor. Solo había sido un susto.

Pasaron los días entrenando, Euclides seguía notando que le faltaban nutrientes y cada día se encontraba peor, pero no quiso preocupar a Evangeline. Un día no se levantó de la cama hasta la tarde y sus padres se extrañaron así que fueron a verle a su cuarto y estaba pálido, tenía fiebre, decidieron llevarle al hospital.

Evangeline no se enteró de que es lo que pasaba ya que Euclides no había tenido tiempo de dejar ninguna nota, así que estaba demasiado preocupada, pasaron los días y ella no conseguía nuevas noticias sobre su estado, él seguía en el hospital donde le diagnosticaron que tenia anemia por falta de hierro. Un día Evangeline decidió hablar con los criados de Euclides que eran los únicos que sabían de su relación.

-Ana, hace días que no veo a Euclides ¿Qué ha pasado? ¿Ha hecho alguna locura de las suyas, no?
-Esforzarse demasiado en vuestro plan de escape, me lo ha contado todo y se ha involucrado tanto que está en el hospital, creo que tiene una anemia por falta de hierro.
-¿Cuándo va a estar el hospital libre de su familia para ir a verle?
-Ahora mismo están todos en el laboratorio trabajando, puedes ir.
-Gracias.-Dijo Evangeline mientras besaba la mejilla de Ana.

Al llegar al hospital preguntó por la habitación de Euclides.
-¡Clides! ¿Que ha pasado, cariño?
-No se que de falta de hierro, bah seguro que no es nada, chupo un martillo como la cyrus esa durante una semana y ya.
-Al menos te lo tomas con humor, sabes que es por tanto entreno y la choza ¿no? No te involucres tanto.
-No quiero perderte.
-Sabes que no me vas a perder nunca, te lo prometi y mantengo mi palabra.
-Creo que mañana me dan el alta, la choza está acabada y de entrenamiento solo quedan unas cuantas semanas más.

Evangeline se fue a casa, ya que debia acudir a la cena.

Al día siguiente Euclides ya estaba de vuelta en casa y las semanas que quedaban de entrenamiento transcurrieron normal porque Euclides estaba curado y al no tener que trabajar en la choza ya no se esforzaba tanto.

Llego el final de los dos meses de entrenamiento y el lunes siguiente quedaron en el tronco.
-A ver, el plan es: yo toco la valla vienen los guardias a por mi, tu mientras sales por el lado este del poblado por el hueco de la valla y después me reúno contigo en la panaderia a la que va siempre Ana.
-Perfecto, voy al lado este y cuando  quieras toca la valla y corre hacia mi.

Le dio Euclides una patada a la valla y empezó a correr, al rato ya estaban los dos juntos en la puerta de la panadería.

Evangeline llevaba una mochila con comida y dinero, entraron a por algo de pan. Al fin estaban a salvo lejos de todo aquello, decidieron caminar hasta el pueblo más cercano y alli alquilaron una habitación de motel.

Al llegar al motel se tumbaron en la cama, era de matrimonio, Euclides llevaba el pelo alborotado y con un poco de sudor en la frente, eso parecia que excitaba un poco a Evangeline que empezó a besar apasionadamente a su chico se desnudaron, Euclides iba a pasar a la acción cuando:
-Espera, yo nunca...
-Tranquila confía en mi.-Dijo Euclides y la besó.
Euclides cogio por la cintura y el culo a Evangeline mientras empezaba a hacerle el amor. Todo acabó en un orgasmo que se convirtió en un grito de ella. Cayeron rendidos y se durmieron.

Al día siguiente por todo Sexagésimo cuarto estaban buscandolos, dieron orden de busca y captura, sus padres estaban como locos buscandolos.

Euclides y Evangeline bajaron a desayunar a un bar que había enfrente, el pueblo era pequeño con pocos habitantes, pero no necesitaban mucho mas. Se sentaron en una mesa y tomaron chocolate con churros.

-Estas cosas no se comen en Sexagésimo, están buenísimos.
-No se comen porque no encontramos el momento pero ayer los churros ya los probaste.-Contestó Euclides con una sonrisa pícara.
-Que sepas que me encanto y que me están apeteciendo más churros de los de ayer.
Acabaron el chocolate con churros y pagaron y subieron corriendo a la habitación besándose, nada más entrar Evangeline le quitó la ropa a Euclides y se agachó hasta poder tener a mano el sexo de Euclides después en la cama acabaron lo que habían empezado.

-Sabes, podría acostumbrarme a esto, pero tarde o temprano nos pillaran.
-Carpe diem, vivamos el momento.
-Disfrutemoslo.-Exclamó Evangeline.

Pasaron unos meses asi entre churros y polvos, mas de tres al día, ya que no tenían mucho más que hacer.

Al tercer mes sus padres mandaron unos guardias a ese pueblo, pero ellos no sabían nada, no tenían forma de enterarse. Les cogieron y se los llevaron a Sexagésimo.


Sexagésimo cuarto (parte2)


Euclides le contó todo lo que sus padres querían hacer con ella.
-Estarás de broma ¿no? Clides, habrá alguna forma de hacer que se echen atrás ¿no?
-No creo, todos los proyectos con expediente se han realizado, el tuyo está preparado para dentro de cinco meses.
-Podemos huir, como siempre habíamos querido.
-Eva, esta tarde me han perseguido y he corrido todo lo que he podido y me han alcanzado.
-Podemos entrenar.
-Eva...-La puerta se abrió, la criada les avisó de que sus padres estaban de camino. Evangeline besó a Euclides y se fue.

Eran muchas las reglas que regían aquel poblado, pero Euclides no tenía miedo de nada excepto de perder a Evangeline, si les pillaran la perdería para siempre. Llegaron sus padres a casa y entraron en su cuarto, al ver tal desorden le castigaron una semana entera sin comer ni beber. No se podían usar los móviles en Sexagésimo cuarto, solo los gobernadores podían, tenía más que claro que cuando fuera gobernador mandaría todo aquel poblado al garete. No podía avisar a Evangeline de su castigo, pero después de tantos años viendose a escondidas sabía como iba todo.

Dejaba notas para Evangeline en el alfeizar de su ventana debajo de una piedra, por allí pasaba Evangeline todos los días para ir al instituto así que al día siguiente cogió la nota de Euclides.

"Al idiota de tu novio le han castigado durante una semana, me gusta tu plan de escape, en una semana en el tronco.
Te amo.
Pase lo que pase, siempre.Euclides"

En clase Evangeline no dejaba de pensar en todo lo que le había contado Euclides y estaba absorta en sus pensamientos, cuando de repente vió en el suelo un trozo de cristal, espejo en particular, fue a cogerlo.

-Señorita Evangeline, responda a la pregunta.
-Eeesto...¿Qué pregunta?
-Fuera de clase, ¡ahora!

Evangeline metió el trozo de cirstal en su mochila y se fue al tronco a meditar como solía hacer Euclides.

Transcurrió la semana y los dos se echaban de menos, hasta que llegó el día esperado, la madre de Euclides fue a verle a su cuarto para decirle que se había acabado el castigo.

Euclides corrió hacia el tronco y allí encontro a Evangeline tan guapa como siempre.
-No me puedo creer lo que tus padres te quieren hacer Eva.
-Lose, corazon, es decepcionante.
-Sabes que lo de entrenarnos para correr está dificil ¿no? No hay gimnasios a los que ir y si corremos por aquí nos verán juntos.
-Lose, pero estos días al ir al instituto y pasar por tu casa he visto como detrás hay una explanada que nadie visita.
-Ah, sí. Cuando empecé a investigar el proyecto beta descubrí que allí van a poner unos laboratorios nuevos.
-Si consigues la fecha de realización podremos poner un recinto allí para nuestros planes y entrenos.
-Está bien, ve al instituto es la hora, yo voy a investigar más. Te pasaré a buscar.

Se besaron al despedirse.

Euclides fue a la explanada que Evangeline le había dicho, era muy grande y podrían construir una casa para los alimentos y herramientas de trabajo que luego al huir se llevarían entre unos árboles que estaban al final de la explanada de tal forma que estuviera oculta.

Euclides empezó a hacer unos mapas en su cuarto después de despejar la mesa de ropa, aun seguía todo destrozado, pero la mesa estaba intacta. Hizo un horario para planear los entrenamientos y un mapa para conocer mejor el terreno y saber donde poder construir una choza sin ser visto. Se puso unas bermudas vaqueras y una camiseta de manga corta blanca, se sirvió con tablones de una carpintería que tenía un amigo suyo y bajo a empezar a construir la choza. Antes de irse dejó una nota en el alfeizar diciendo que estaba en la explanada.

Evangeline antes de ir a la explanada decidió comprar algo de merienda, ya que sabía que Euclides habría estado mucho tiempo trabajando y compró alguna cosa de larga caducidad para dejar en la choza.

-¡Eva! Mira, echa un vistazo a estos planos y horarios.
-Son perfectos ¿Los has hecho tu?
-Claro.
-Quedate por aquí vigilando esto que voy a investigar cuando empezarán a construir por aquí.

Tenían cinco meses para entrenar a fondo antes de la prueba de Evangeline, pero debían escapar antes, así que había planificado un entrenamiento intenso para dos meses.

Al llegar al laboratorio del proyecto beta empezó a mirar papeles de los cajones donde había encontrado lo de la operación de Evangeline, vió unos planos del laboratorio que construirían en la explanada, ponía fecha para dentro de dos meses justo como él había planificado, así el laboratorio estaría listo para la operación de Evangeline, pero nadie sabía que eso no se iba a realizar nunca, ya que escaparían.

Después del intenso entrenamiento de ese día cada uno se fue a asearse para la cena.

En las cenas y comidas todo era reducido y cada uno tenía un vale que daban al entrar, según el trabajo que hacías tenías un menu u otro, mejor dicho una cantidad u otra.

Transcurrieron unas semanas y por las mañanas Euclides construía la choza y por las tardes entrenaban juntos, sus raciones de comidas y cenas eran reducidos y más para Euclides, ya que no tenía trabajo, bueno sí, pero nadie lo sabía, le faltaban nutrientes y cada día estaba peor, pero debía hacer todo eso para salvar a Evangeline.

Sexagésimo cuarto

Todo era demasiado verde y demasiado perfecto, las flores brotaban aun sin sol ni agua. Euclides habia descubierto por primera vez a sus 18 años la idea de sus padres, pensaba en ellos como en unos monstruos, necesitaba huir de allí, meditarlo todo, aun no podia contarselo a Evangeline, tenía que pensar en la forma para decírselo.

Se sentó en un tronco de un árbol que fue cortado hace años, lejos de la población de Sexagésimo cuarto y  pensó en el momento en el que conoció a Evangeline, su compañera de fatigas y algo más que su amiga.

Fue un día caloruso de verano a sus diez años, ella tenía siete, sus padres habían concertado una reunión con los padres de Evangeline para tratar sobre el proyecto beta, un proyecto en el cual harían que los niños de generaciones posteriores fueran a su imagen y semejanza. Evangeline llevaba un vestido azul y su pelo rubio se mecia en el viento mientras los dos corrian para matar el tiempo, Euclides se enamoró, la amistad entre los dos cada vez se estrechaba más hasta acabar en una relación amorosa perfecta.

El proyecto beta consistía en la inserción de unos dispositivos en la sangre de los niños para que fueran tal y como ellos, los padres de Euclides y Evangeline deseaban, ya que eran los gobernadores de Sexagésimo cuarto. Este poblado se llamaba así por el año de su fundación 1964 cuando los antepasados de Euclides y Evangeline decidieron gobernar a un circulo cerrado de personas para obtener el poder sobre estos, así pues colocaron en los límites del poblado unas vallas, las mismas vallas a las que Euclides estaba mirando ese día fijamente pensativo.

-Te estaba buscando.-Dijo una voz por detrás suyo, era Evangeline.
-¡Eva! Necesitaba estar solo, ha sido un día largo, estoy agotado y ya sabes que me gusta sentarme aquí a pensar.
-Si quieres te dejo solo y luego a la noche después de cenar nos vemos.
-Lo apreciaría mucho, gracias Eva.

Eva se despidió de Euclides con un gram beso que parecía eterno.

Euclides y Evangeline habían oido hablar del proyecto beta, incluso habían visto en que consistía, a un compañero de Evangeline le cambiaron sus padres el color de los ojos, los padres de este chico eran demasiado caprichosos y sabían de la existencia de este proyecto así que tras mucha discusión llevaron al chico a la sala de pruebas y le pusieron un dispositivo que cambiaba la apariencia de sus ojos de marrones a azules.

Eran unos dispositivos que emitían unos rayos los cuales al llegar a la retina de lls demás cambiaban lo que veían en la persona que los llevaba por lo tanto la persona seguía igual, solo que los demás la veían diferente. Como estos dispositivos no afectaban al cerebro era mejor hacer estas operaciones justo al nacer para que los niños no se resistieran, pero la generación de Evangeline fue de las primeras y los cambios se hicieron más tarde.

Ahora Evangeline tenía quince años y Euclides investigando como siempre en el proyecto beta descubrió que los padres de Evangeline querían un niño y que ultimamente no estaban contentos con el comportamiento de esta y decidieron que le introducirían un dispositivo para cambiar su apariencia a chico.

Euclides descargó su furia contra la valla pegandole patadas y saltaron las alarmas, unos guardias fueron a por él y empezó a correr no quería explicar a sus padres que hacía allí, al final se canso y los guardias dieron con él, sus padres al enterarse le encerraron en su cuarto sin cenar, por violación de dos de las normas de Sexagésimo cuarto.

En su cuarto empezó a tirar su ropa por los suelos y a destrozar los muebles no entendía que sus padres fueran así, tan distintos a él.

-No estabas en el comedor, deja de hacer tonterias Clides.
-Eva, si te pillaran aquí podría caerte una buena.
- Nuestros padres están en una reunión, la criada me ha dejado pasar. ¿Qué ha pasado?
- He estallado, tengo que contarte algo, pero antes prometeme que pase lo que pase siempre me querras y que todo seguirá igual que ahora.-Empezó a decir Euclides con lágrimas en los ojos.
-Ya sabes que sí, te amo, te lo prometo.
-He estado investigando en el proyecto beta, y he encontrado los expedientes de todas las operaciones que tienen planeadas en los próximos meses.
-Te dije que no te metieras, Clides.
-Dejame acabar, hay un expediente con tu nombre. Eva, esto que hacen es demasiado fuerte, vi como hacían que un conejo pasará a ser un cerdo. Tenemos pocos meses.
-¿Qué?-Exclamó Evangeline sin creerse lo que estaba oyendo.

Nueva temporada

Hace tiempo que no publico nada, pero he estado escribiendo una historia que a continuación voy a publicar. Espero que os guste, besos.

viernes, 14 de febrero de 2014

Cuarta y ultima parte de "Cereales"

Violeta se vistió y fue a ver a Matt a su cuarto mientras Estela llamó a Nick.
-¡Nick!
-¿Estela? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué llamas tu y no Vio?-A Nick le invadieron la cabeza muchas preguntas, amaba a Violeta, todo este tiempo con su juego de niños de ahora nos vemos para tener sexo, ahora paso de ti y me voy a las Seychelles a ligar, se había enamorado y estaba dolido.
-Nick, tranquilizate.-Le sugirió Estela y le explicó todo.
-¿Dónde está ahora?
-Hablando con el gilipollas, le guste o no mañana nos volvemos.
-Si te digo la verdad la echo de menos, nadie ha pisado mi cama estas semanas y ya me conoces.
-Nick... Estás...-Sobraban las palabras, Nick empezó a llorar y colgó el teléfono.

-Matt, Estela me ha dicho que necesito explicaciones y no entiendo nada, abre la puerta.
-Pasa.-Dijo Matt mientras abría la puerta.
-¿Qué es todo esto?-Dijo Violeta viendo ropa de mujer y de hombre y relleno para los pechos. Una arcada volvió a su garganta y fue al baño.
-¿Aun estás mal?
-No, antes estaba ya bien, solo que todo esto...
Matt le explicó todo e intentó besarla, Violeta le pegó en la cara tanto que la cara de Matt empezó a sangrar.
-No quiero volver a verte, por ti estoy así. Te quería, me enamoré y mientras tengo a alguien preocupado por mi y enamorado, has jugado con mis sentimientos, me creí lesbiana y el mundo se me caía cada dos por tres al suelo.

Violeta se fue antes de que Matt pudiera articular palabra y se sentó en el pasillo del hotel lejos de su habitación y de la de Matt, estaba destrozada necesitaba a una Carolina con la que hablar, no se creía que después de todo le hubiera traicionado, la echaba de menos. Necesitaba hablar con alguien y de repente pensó en Nick y le llamó.
-¡Nick!-Exclamó Violeta y se echo a llorar.
-Vio, tranquila.
-Dejame explicártelo.-Consiguió articular Violeta con lágrimas en los ojos.
-Lo siento por haberte defraudado, por quizá no apreciarte como tu me has apreciado siempre, pero estos días aquí me han servido para darme cuenta quién estará de verdad a mi lado y quién no, y he sentido que te necesitaba casi más de lo que necesitaba el agua o el oxígeno para respirar, necesitaba verte, besarte, rozar tus labios, amarte, tenerte.
-Vio... Yo también te quiero.-Consiguió decir al fin Nick.
-Nick voy a ir allí a verte y te daré una sorpresa para compensar todo esto.-Dijo Violeta con una sonrisa.

Todo volvía a estar bien, al día siguiente se irían y todo habría acabado.

Violeta volvió a su habitación donde estaba Estela recogiendo todo.
-Estela, no lo hagas tu sola, te ayudo.
-Vio, ¿Cómo es que ya estas bien? ¿No te habrás tirado a Matt?-Rieron.
-Que va, le he pegado en la cara y le ha salido sangre, se lo merece.
-¿Enserio?
-Sí, y después he llamado a Nick y me he declarado o algo así, le llevare una sorpresa.
-¿Tienes pensado el qué?
-No.-Violeta se empezó a reír.
-Ya se, a mi me nombro un videojuego que quería desde hace mucho y no encontraba y vi el otro día una tienda.
-Yo había pensado en otra cosa.-Dijo Violeta con una sonrisa pícara.

Fueron a comprar el videojuego y después a la lencería donde Violeta se había comprado un conjunto de tanga, sujetador y ligueros.

Al final el día había acabado bien, se fueron toda la tarde de compras, hicieron la maleta y se acostaron pronto, ya que cogían el primer vuelo de la mañana.

Al llegar a la estación de Los Angeles, su ciudad, les esperaban ansiosos Nick y Jake que luego debían ir a trabajar.

Violeta y Nick se fueron antes del bar, ya que Violeta iba a acompañar en coche a Nick al trabajo.
-Nick, siento mucho todo lo que ha pasado.-Logró decir al fin Violeta.
-No es necesario que me pidas perdón, ya lo hiciste por teléfono, yo te dije que disfrutaras, pero en ese momento no pensé que podría perderte.
-La verdad es que yo tampoco quería perderte, pero como me incitaste a ir a por ella pues... No se pensé que...
-Ya, fue un fallo mío.

Al final llegaron al trabajo de Nick y Violeta se bajó del coche para despedirse de él, al principio ninguno de los dos dijo nada, ya que querían seguir juntos más rato, después de un largo silencio Violeta consiguió lanzarse y besó a Nick, se despidieron y Violeta se fue a su trabajo.

Todo entre Violeta y Nick seguía igual, pero algo impedía que estuvieran como siempre seguramente sería que Nick estaba dolido por lo que había pasado y Violeta también, ella seguía pensando en Carlota, no tanto en Matt, ya que ella se había enamorado de Carlota y no de él. No tenía las ideas claras respecto a su relación con Nick, ya que realmente no sabía que sentía.

El día transcurrió sin novedades y Violeta por la noche al llegar a casa después de trabajar se preparó un tazón de leche con cereales, sus cereales que tanto echaba de menos, no tenía muchas ganas de cenar. Llamaron al teléfono, era Estela.

-Vio ¿Qué tal estás? Echaba de menos llegar a casa y que estuvieras tu.
-Estela, yo echo de menos hablar contigo sobre mis problemas y que me cuides, te necesito.-Dijo Violeta mientras unas lágrimas empezaron a salir de sus ojos
-Vio, tranquila, mañana te llevo el desayuno, o ¿Quieres noche de chicas?
-Sí, mejor noche de chicas porque el desayuno me lo estoy tomando ya.-Dijo Violeta mientras daba vueltas a los cereales.
-Voy para allí ¿Quieres que te lleve cena?
-No, los cereales me van bien, ¿Te preparo algo?
-No, ya preparare algo con lo que tengas por casa.
-Ahora nos vemos, Adiós.-Dijo Violeta con voz melancólica.

Llegó Estela a su casa y se preparó unas hamburguesas que tenía Violeta en la nevera. Se sentaron las dos a cenar sus respectivos platos.
-Vio, deberías cenar algo más.
-He perdido el apetito.
Violeta le contó todos sus sentimientos y todo lo que no conseguía aclarar a Estela y esta intentó aconsejarla, le dijo que si de verdad quería a Nick debía olvidarse de Carlota, ya que no existía. A Violeta le llevaría un tiempo olvidarse de Carlota y centrarse en Nick, así que le pidió un tiempo para poder aclararse las ideas.

Pasó un mes y Violeta no había comido prácticamente nada y varios días había vuelto a sentir nauseas y había vomitado, Estela se había preocupado mucho por ella y varias noches se había quedado con ella a dormir para cuidar de ella, ya que los vómitos eran muy continuos y Violeta seguía insistiendo en no salir de casa ni hacer nada más que quedarse en la cama mientras no paraba de pensar en Carlota.

Le entraban ataques de histeria cada vez que pensaba en ella y en lo que no había podido ser y volvía a vomitar, aguantó así un mes hasta que la echaron del trabajo. Esto le hizo sentirse peor, sus pensamientos pasaron de constar en Carlota y pensaba en su trabajo en lo mal que había actuado para perderlo, le entraban más ataques de histeria y volvía a vomitar.

Nick la llamó varias veces, pero no le cogía el teléfono, no quería que la viera así. Un día fue a verla a casa, ya que lo necesitaba y se le calló el mundo, no consiguió que Violeta mejorara, no paraba de llorar, de tener ataques de histeria y de vomitar.

Después del mes así la llevaron al hospital, allí se le pasó todo a base de suero y medicinas. Un día Nick fue a visitarla al hospital y ella se acordó de su regalo, aun no se lo había dado:
-Te he echado de menos todo este tiempo Nick, tenía un regalo para ti y no he podido dártelo, siento que no haya cogido tus llamadas, pero no quería que me vieras así.
-Yo también te he echado mucho de menos, me preocupé mucho por ti, el regalo ya me lo darás cuando estés bien, no te preocupes y no me importaba verte así, te quiero de cualquier forma porque sigues siendo tu.
-Me encanta cuando te pones tierno y ahora se que yo también te quiero, gracias por darme todo este tiempo, aunque hallan sido días difíciles me han ayudado.
-Me alegro, me han dicho que te deje descansar así que ya nos veremos.-Se despidió Nick y la besó.
Cuando este se fue Violeta se quedó vacía, le necesitaba a su lado siempre, le diría de vivir juntos, ya que lo había pensado y era lo que más deseaba.

Paso tiempo hasta que volvió a ser la misma de siempre, pero cuando pudo estar cuerda habló con Nick y quedaron, ella le propuso vivir juntos y este aceptó sin pensarlo. En una de sus noches locas, ya que ella estaba bien le dio su regalo, Nick se emocionó mucho con el videojuego, pero más con la noche que Violeta le preparó con su nueva lencería, volvieron a sus noches de sexo y eso significaba que todo estaba bien al fin.

Además de que su relación con Nick iba mejor que nunca en todos los ámbitos, Violeta consiguió conseguir un nuevo trabajo en el que era más valorada.

Tras un mes de buena suerte y buenos momentos para todos llegó la boda de Estela y Jake.

Estela estaba preciosa de blanco y Jake con un traje precioso que le favorecía, la boda fue tranquila, transcurrió sin novedades y después el banquete al que estaban invitados Violeta, Nick y algún familiar más por parte de cada uno de los novios. Fue un banquete espléndido para todos, del que Violeta pudo disfrutar, ya que el apetito le había vuelto con esta buena vida, de lo cual pudo aprender que una buena vida no es aquella en la que estas en unas de las islas más valoradas y famosas, no es una vida en la que puedes conseguir a cualquier chico a un bajo precio, no es aquella en la que no tienes trabajo y tienes todo pagado; sino que es aquella en la que estás con las personas a las que quieres de verdad, con las que quieres compartir tu buena vida.

Todo siguió su cauce, Violeta ya estaba bien y Estela iba algunas mañanas a tomarse unos cereales con ella, o quedaban los cuatro a disfrutar de una buena película de Martín Scorsese, de Quentin Tarantino o de Leonardo DiCaprio.

Todo esto ayudaba a que Violeta estuviera contenta y no recayera en esos pensamientos suyos de Carolina a la cual ya había olvidado o que no recayera en los vómitos y nauseas continuos.

Nick pidió matrimonio a Violeta y se casaron en una boda tan emotiva como la de Estela y Jake los cuales después del enlace de sus amigos tuvieron unos gemelos, a los que cuidaban a veces los cuatro juntos.

Violeta cada día valoraba todo lo que tenía: amigos de verdad, marido, trabajo estable y salud.

Así que al final todo había salido bien y Violeta se tomaba cereales todas las mañanas a la salud de todos aquellos seres queridos suyos que estaban a su lado.

Dio gracias también por no haber vuelto a ver a Matt y que todo ese tema estuviera zanjado y olvidado.

FIN.


Tercera parte de "Cereales" :P

-¿Te molesta que vaya a por ti? Es que he notado que las dos lo hemos sentido y me pareces una chica muy sexy y de personalidad, no se, pero tu cuerpo me hace perder la cabeza.
-No me importa, tienes razón, yo también lo he sentido, pero no creo que mi cuerpo sea para tanto, es el tuyo, tus pechos son perfectos ¿Puedo?.-Preguntó Violeta estirando la mano para tocárselos
-Claro, me encantará.
Violeta los tocó y sintió que la temperatura había subido mucho para las dos, estaban solas sentadas frente a la playa y Carolina se quitó la camiseta, Violeta hizo lo propio y empezaron a hablar e intercambiar experiencias mientras iba subiendo la temperatura.

Carolina sacó una caja de cigarros y le ofreció uno a Violeta, esta observó que era la caja de Marlboro que había visto anteriormente en las manos de Matt con su nombre.
-No, gracias, no fumo. ¿Le conoces?
-¿A quién?
-A Matt, te vi con unos amigos suyos en el gimnasio y esa es su caja de tabaco ¿no?
-Solo somos amigos, me la ha prestado, sabe perfectamente lo de mi orientación sexual.-Explicó Carolina poniéndose nerviosa, parecía que no era amiga de Matt, sino algo más, hermana quizá, ya que tenían rasgos parecidos, había estado observando a Matt. Le llamó la atención que fueran tan parecidos. Carolina cada vez se ponía más nerviosa, no podía ni articular ninguna palabra y empezaba a sudar, se puso la camiseta apagó el cigarro y se fue corriendo sin despedirse de Violeta, esta se quedó muy extrañada y empezó a pensar en todo lo que había pasado desde que habían llegado a las islas, de repente se acordó de Estela, consultó el reloj y ya eran las dos, decidió volver al hotel.

Estaba muy confundida y tenía frío, maldijo el día en que hizo caso a Nick. Unas calles más y llegaría pensó, pasaron unos adolescentes que estaban de fiesta bebidos y empezaron a echarle piropos, ella empezó a correr y el miedo le recorrió su cuerpo en forma de escalofrío; llegó a un puente que no le sonaba de nada, se había perdido, si hubieran ido a las visitas turísticas en vez de haber estado tonteando con Carolina en el gimnasio quizá sabría donde estaba, fue a llamar a Estela, consultó el móvil y se dio cuenta de que tenía escaso el nivel de la batería, llamó corriendo.
-Est...-Se cortó la llamada, no quedaba batería.
Se sentó en un banco cogiéndose de las rodillas con los pies apoyados en el banco, metió la cabeza entre las rodillas y su abdomen y empezó a llorar.

Estaba confundida, perdida, sin contacto con la vida y muy rabiosa por no haber hecho lo que su cerebro pensaba y hacer caso al corazón. De repente vio una sombra masculina, era alguien conocido, se secó los ojos y vio que era Matt.
-Hola, soy Matt te he visto alguna vez por el hotel ¿Cómo te llamas?-Le dijo mientras se quitaba la chaqueta y se la tendía a ella.
-Violeta, gracias, estoy perdida ¿Me dirías por donde se vuelve al hotel?
-Claro, yo voy hacia allí, había salido con unos amigos, pero estoy cansado y me vuelvo ya, podemos ir juntos si quieres.
-Si, gracias, me vendrá bien poder hablar con alguien.
Matt sacó la caja plateada de Marlboro para fumar, pero no le tendió ninguno a Violeta.
-¿Puedo uno?-Le pidió Violeta.
-Claro, ten, pensaba que no fumabas.
-¿Por qué? ¿No tengo cara de fumadora?
-No se, pensé que... Bueno da igual.
-No fumo, pero llevo unos días de perros. Esa caja de tabaco se la he visto a Carol, creo que sois amigos, hace un rato ¿Te has encontrado con ella?
-Si, la he visto que iba corriendo desde la playa hacia el hotel, le pregunté y le pedí los cigarros, ya que yo estaba de fiesta y necesitaba fumar.
-Ah.
Violeta no estaba muy convencida de la razón que le dio Matt, pero tuvo que conformarse con eso.
Fueron hasta el hotel intercambiando gustos y aficiones.
-Ya estamos aquí.
-Gracias, estaba demasiado perdida y creo que hablar con alguien nuevo me ha ayudado.-Dijo Violeta mientras le daba dos besos a Matt.

Cada uno se fue a su habitación, Violeta al besar a Matt había sentido una similitud de piel con la de Carolina, casi como si fuera la misma piel, y aquella sensación de atracción volvió a su cuerpo.

Estaba cansada, ya que era muy tarde, estaba confundida, la cabeza le daba vueltas, unas arcadas recorrieron su garganta y al llegar a su habitación tuvo que ir al baño a vomitar, se encontraba muy mal, se le había revuelto el estómago, quería huir, aquella sensación que la envolvía y no se alejaba de ella, aquella sensación de semejanza y atracción a la vez, la destrozaba, agotaba sus fuerzas. Se fue a la cama, mañana sería otro día.

Estela se levantó por la mañana y observó el hedor que procedía del baño, alguien había vomitado, limpió todo y fue a ver a Violeta a su cama. Le tocó la frente y ardía, decidió cogerse fiesta se quedaría a cuidar de Violeta, la cual empezó a abrir los ojos:
-Aún es pronto vuélvete a dormir estás fatal voy a prepararte algo caliente, cuidare de ti.
-Gracias...-Susurró Violeta volviendo a cerrar los ojos otra vez.
Estela le preparó un caldo caliente y cuando Violeta se despertó se lo contó todo con detalles, cómo conoció y se enamoró de Carolina, el suceso en la calle de anoche con Matt y la similitud entre ellos dos.
-No te preocupes Vio, ya queda poco, nos iremos y en casa estarás más tranquila, estoy aquí contigo, cálmate.
-Estela, me sentía tan confundida con mi sentimiento hacia Carol y ahora ha pasado todo esto, necesito saber que pasa y ya estoy mejor.
-Vio, sigues ardiendo, acuéstate otra vez, iré a hablar con Matt.
-No, Estela debo ir yo no te metas.-Otra arcada recorrió su garganta y fue al baño.
-Vio, por favor estás empeorando, acuéstate yo me encargo.

Estela dejó a Violeta dormida y bajo al vestíbulo, no había ni rastro de Matt, era la hora a la que tenía Violeta el gimnasio, decidió bajar a ver a Carolina, allí estaba, sudorosa.
-¿Carolina?
-Sí, ¿Quién eres?
-Estela, la amiga de Violeta.
-Sí, claro me ha hablado de ti. Por cierto ¿Dónde está? Necesito hablar con ella.
-En la cama, ha vomitado varias veces y esta ardiendo.
-Necesito ir a verla.
-No vas a ninguna parte.-Se cabreó Estela.
-¿Qué pasa?
-Dimelo tu.
-Esto.... Tengo que irme.
-No te vas hasta que no sepa qué pasa.
Carolina se quitó la peluca pelirroja que tanto atraía a Violeta y se dejó ver el pelo de Matt.
-Esto pasa.
-Espera, ¿te quieres cambiar de sexo?-Dijo Estela riendo.
-No, no es eso.
-¿Entonces? No entiendo nada.
-Siempre he sido muy tímido y cuando vi a Violeta me enamoré, no podía acercarme a ella y hablarle como todos.
-Y decidiste liarle la cabeza ¿no?
-No pretendía eso.
-Pero, ayer hablasteis ¿no?
-Sí, pero podía porque ya la conocía.
-Carolina la conocía.-Rió Estela.
-Si, exacto. Necesito verla.
-No vas a ver a nadie, la has dejado trastocada, te has pasado y le debes una explicación.
-Lo se, ¿Cuándo podré ir a verla?
-Yo le diré que te busque hasta entonces no te acerques a ella, has hecho que fume, algo que ella odia, te quiero lejos de ella, adiós.-Estela después de decir sus últimas palabras se fue cabreada, Matt intentó seguirla, pero entendió que era inútil.
Estela al entrar a la habitación vio que Violeta había vuelto a vomitar y estaba fumando.
-¿Qué haces?-Preguntó retóricamente Estela mientras le apagaba el cigarro y lo tiraba.
-Estela... Solo tenía ese.
-Se acabó esto de fumar, hablaré con Nick.
-No, Estela, se enfadará.

-Por eso lo digo, debe saberlo, mientras ve a hablar con Matt te debe una explicación, y nada de pedirle cigarros.

Segunda parte de "Cereales"

El viernes quedaron Jake, Nick, Estela y Violeta para ir al cine y despedirse. Después de la película cenaron en casa de Violeta y Nick se quedó a dormir.

Tras una noche de locura en la cama tocaba levantarse pronto para coger el primer vuelo del día. Jake y Nick acompañaron a Estela y a Violeta a coger el avión y ellos se fueron después a tomar unas cañas.

Cuando llegaron a su destino, al hotel, subieron a su habitación y lo primero que hicieron fue tumbarse en la cama:
-¡Esto si que es vida!-Exclamó Violeta.
-Mañana debo ir a esta dirección para hablar con la sucursal de mi trabajo aquí.-Explicó Estela mientras le mostraba un papel con una dirección.
-¿Querrás que te acompañe?
-No hace falta, quedate por aquí disfrutando de la buena vida.
-Genial, creo que me apuntaré al gimnasio, así hago algo.
-Y tienes buenas vistas.-Apuntó Estela y las dos sonrieron.

Violeta se apuntaría por su cuenta al gimnasio y apuntaría a ambas a rutas turísticas que ofrecía el hotel. Decidió encargarse ella de eso el lunes, ya que Estela debería ir a hablar con la sucursal.

El lunes a las diez Violeta se levantó y vió una nota encima de la mesa: "Vio baja a desayunar que los cereales están buenísimos, y las vistas también. Besos. Estela."

Violeta se vistió y bajó a desayunar, en el desayuno echó un vistazo y encontró a un chico que al parecer se llamaba Matt. El chico parecía vergonzoso y no dejaba de mirarla, ella se ruborizó y pensó que mejor era dejarlo pasar sin darle importancia.

Al acabar de desayunar le llamaron al movil, salió fuera del hotel a contestar la llamada:
-Violeta, soy Jake, estoy con Nick desayunando ¿Qué tal por allí? Es que no consigo localizar a Estela.
-Estela está trabajando o algo así, todo lo demás perfecto.
-Dice Nick que qué tal los chicos de por allí.
-Pues bastante bien.-Los tres rieron.
-Bueno nosotros tenemos que ir a trabajar pasadlo bien y dile a Estela que he llamado.
-Lo haré. Besos.
Mientras Violeta hablaba por teléfono Matt estaba fumando fuera con unos amigos, pero entró en el hotel antes que ella. Matt era moreno, alto, de ojos azules, algo tímido, y con miedo a hablar con las chicas, siempre fumaba Marlboro que los guardaba en una cajita plateada en la cual ponía su nombre.

Al rato Violeta bajó al gimnasio a inscribirse. Cuando llegó sólo había personas mayores y unos amigos de Matt, a los cuales había visto con él en el desayuno, que hablaban con una chica. La chica al ver a Violeta se acercó a la entrada para saludar:
-Hola, me llamo Carolina, puedes llamarme Carol, llevo el gimnasio ¿Qué querías?
-Hola, yo soy Violeta, soy nueva y quería inscribirme.
-Muy bien, rellena estos papeles y puedes empezar cuando quieras.

Violeta sintió algo que no sabía expresar al ver a Carolina. Era pelirroja y muy guapa llevaba un top cortito para hacer deporte que hacía atractivo su cuerpo, también llevaba unos shorts que dejaban ver más de medio culo, Carolina era delgada y parecía algo mayor que Violeta.

Violeta se sintió rara y decidió salir a dar un paseo por la ciudad. Al volver al hotel se encontró con Carolina en el ascensor:
-Eres Violeta ¿verdad?
-Sí, pero puedes llamarme Vio, Carol ¿no?-Contestó Violeta mientras le daba dos besos y volvía a sentir la sensación que había sentido anteriormente.

Parecía que Carolina también lo había sentido, estaba sudorosa de haber estado haciendo ejercicio, eso hizo que la sensación que había sentido por ella se agudizara, algo como notar que te atrae la otra persona. Esto a Violeta le extrañó, ya que nunca había sentido algo así por una chica.

Sus labios se quedaron separados unos milímetros, Violeta lo volvió a sentir, una sensación calurosa recorrió todo su cuerpo y se quitó la chaqueta, debajo solo llevaba una camiseta de tirantes que realzaba sus pechos. Parecía que Carolina sentía la misma sensación de atracción hacía Violeta.

No hablaron más durante el trayecto en el ascensor, pero las dos sabían lo que habían sentido ambas y que había subido la temperatura en esos momentos.

Violeta llegó a su cuarto, se había suscrito al gimnasio lunes y miércoles por las tardes y sábados por la mañana; los demás días se inscribiría con Estela para las visitas turísticas de las islas, menos los fines de semana que disfrutarían de las playas.

Decidió no contarle lo ocurrido en el ascensor a Estela, pero necesitaba contárselo a alguien, así que llamó a Nick, ya que aun quedaba media hora para que volviera Estela.

-Nick, que alegría poder hablar contigo.-Exclamó Violeta.
-¡Vio! No pensaba que en el paraíso me fueras a necesitar tanto.-Rieron
-Es que no te imaginas que ha pasado.-Violeta le contó el suceso del ascensor y Nick quedó asombrado.
-No sabía ese gusto tuyo.-Dijo Nick riendo
-Podríamos hacer algo los tres.-Añadió con una sonrisa pícara, aunque Violeta no podía verle sabía perfectamente que expresión tenía en ese momento.
-Nick, es serio, estoy preocupada.
-Yo no me preocuparía tanto, disfruta de tus vacaciones y echa una canita al aire.
-Me lo pensare, gracias por escucharme, amor.
-Y no te preocupes por mi, estaré bien se que lo nuestro no es nada.
-Me alegra que estés bien. Besos
-Besos, amor.

Nada más colgar el teléfono llegó Estela:
-¿Qué tal tu nuevo trabajo?
-Genial, aquí todo es mucho mejor.
-Sí, lo he comprobado.
-¿Y tu día qué tal?
-Genial, las vistas espectaculares.-Dijo Violeta pensando en Carolina, sus curvas y su ropa ajustada.
-¿Alguna novedad?
-Es pronto, dame tiempo. Hay un chico que creo que se llama Matt, es bastante atractivo.-Dijo Violeta sin dejar de pensar en Carolina y notar como le volvía a subir la temperatura.
-¿Vas a ir a por él?
-No creo, tengo otras cosas que hacer, a parte aun no hemos hablado nada.

Las dos bajaron a cenar al segundo turno.
En la cena se encontraron a Carolina y esta le propuso a Violeta dar una vuelta por la playa, Violeta asintió y dejó a Estela en el cuarto hablando por teléfono con Jake.

Violeta se puso una falda excesivamente corta y una camiseta de tirantes que realzaba sus pechos y los dejaba casi a la vista, pensó que al fin y al cabo las dos sentían lo mismo y que igual la propuesta de Nick no era tan mala idea al fin y al cabo.

Carolina llevaba unos shorts muy cortos y una camiseta de tirantes.
-Me gusta como te queda esa falda, me encanta que se te vean bien las piernas, las tienes muy bonitas.-Empezó Carolina

-Gracias.-Dijo Violeta mientras se ruborizaba.